martes, 29 de diciembre de 2015

Escribiendo(te)

Quiero un mundo libre de prejuicios, poder pintar las paredes de colores, gritar por la calle que te quiero, soltarme la melena y llevar escotes porque sí, porque quiero. 
Quiero deshacerme de cobardes, rodearme de almas sin miedo, valientes ante la adversidad. 
Bailar(te) bajo la lluvia, cantar(te) canciones ochenteras, fumar porros después de hacer(te) el amor .
Estoy viva.
Amando(te)
Conociendo(te)
A ti. Solo a ti . 

domingo, 13 de diciembre de 2015

Almas de papel.

¿Conoces la teoría del papel arrugado?
Sí hombre, eso de que cuando arrugas un papel y lo estiras ya no está igual. No está roto claro, pero ya no es lo mismo. Bueno, pues la vida es exactamente así. Cuando alguien te golpea fuerte más allá de las costillas, no vuelves a ser el mismo. 
¿Sabes? Me gusta que te guste la papiroflexia emocional. Me gusta que juegues con mis instintos y nos conviertas en algo etéreo. Dormir piel con piel en agosto, en enero. Tu voz, tu aliento.
Mi día a día se ha convertido en una sucesión de apuntes en sucio en una libreta del tamaño de mi mano y cubatas sin hielo los fines de semana. Y no sé qué vicio es peor.
Todos mis consejos parecen sacados de un libro de autoyuda y lo que menos hago es eso, autoayudarme. Me hundo contigo.
Contigo contigo contigo contigo contigo contigo contigo contigo contigo. Salto al vacío, cualquier suicidio mejor que sin ti.

Puede que no esté acostumbrada a perder y el kama haya venido a recordármelo.

martes, 24 de noviembre de 2015

W O N D E R L A N D .

No quiero no quererte.
No puedo obligarte a amar. Inocente por creer que el amor es siempre recíproco, precisamente por eso, por ser profundo, por ser real. Que es imposible que una de las piezas no encaje con la otra, a su manera claro, pero siempre en armonía. No puedo vagar sin rumbo por mis pensamientos esperando encontar la respuesta a una pregunta que ni tan si quiera me atrevo a hacerme a mí misma. No, no, no... siempre no. Tú, tú y tú. Siempre tú. 
Lo de que el amor a primera vista no existe es un mito, yo lo supe nada más verte. 
Al final resultó ser que el mito eras tú; ni diosa, ni griega. Un tornado que arrasó con mi desastre, y aún sigo reconstruyéndome...
Debería soltar los recuerdos, aflojar las cadenas, soplar los miedos, los planes, el pasado simple, el futuro imperfecto. 
No hay ibuprofenos para esta eterna resaca de soñarte entre roturas.
Si no me quieres bien no me quieras.Ojalá te vieras con mis ojos...
Quiero deshacerme de condicionales a tu lado, de indiscreciones perdidas en vagones de metro, de atrevimientos debajo de la mesa, de besos robados en la oscuridad del verano. Masturbarme pensando en ti sería ensuciar tu recuerdo, y me entran dudas cuando te imagino extasiada bajo luces de neón, perdida entre cabezas que sólo buscan tu dulzura, me asusta ver tus miedos más allá de tu retina, oír los gritos de los monstruos que te incitan a perderte en el país de las maravillas, Alicia, que la única flor que habla en este mundo ultravioleta eres tú, ojalá lo supieras sin necesidad de hacer viajes a través del tiempo y del espacio. Que estoy contigo pero me asusta perderte tras el espejo y que me arrastres hacia el fondo de tu alma.

Pero no quiero no quererte .

lunes, 9 de noviembre de 2015

Perderme a mi por ti.

He intentado olvidarme de ti. De tu pelo negro, tus ojos negros, tu corazón negro. Mis latidos se niegan a renunciar a tus caderas. A noches en vela mendigando tus besos. Ya es rutina que me quieras poco y mal, que lo nuestro sea un amor de fin de semana. ¿Cómo olvidar algo que te ha hecho sentir?  Sentir rabia, deseo, ira, fuerza, pasión... Sentir la vida. Me he rendido ante imposibles y me he dejado caer tras la puerta, he perdido las llaves y sí, la cabeza. ¿Sabes? No es tan fácil deshacerse de ilusiones. Las ilusiones son peores que los recuerdos. El recuerdo es la nostalgia de algo que ha pasado; la ilusión, la incertidumbre de algo que no ha llegado a pasar. Y cómo no nos vamos a comer la cabeza imaginando....
Tienes que parar de hacer aquello que haces, dejar de envenenarme con promesas. (el antídoto eres tú)
No quiero pensarte de madrugada, sigo buscando el orgullo que un día perdí,  y espero encontrarlo antes de perderme a mí.  Perderme a mi por ti.

jueves, 29 de octubre de 2015

Tan fugaz.

Quiero regalarte un pedacito de cielo, algo que te empuje a salir de la habitación, a despojarte de las sábanas y del manojo de miedos. Quiero que dejes de coleccionar amaneceres desde la ventana de un apartamento gris, que vivas en la playa con la arena entre los dedos y un suave y salado sabor en la piel. Quiero que te saltes las normas de lo políticamente correcto y me digas que el amor no existe aunque lo lleves dentro. Quiero, a tí, te quiero. Con el destello y la magia de alguien que lee a Cortázar mientras suena "La vie en rose", con el deseo de alguien que no lleva bragas y utiliza un perfume que hipnotiza a los figurantes de esta historia llamada vida (a ratos). Te encuentro en los semáforos en ámbar, un color que deja puertas entreabiertas, posibilidades remotas que no paro de imaginar cuando nuestros corazones laten distantes y acompasados. 
Alguien: tú. Floreces como los lirios en primavera en mitad del frío invierno, joder, eres pura poesía que todavía no ha sido escrita. 
Y ojalá sigas siendo un secreto

lunes, 26 de octubre de 2015

Preludio de invierno

Me pierdo en el frío de un invierno que acecha, y tú susurras en la oscuridad estremeciendo mis sentidos.
No puedo evitarlo, siempre vuelvo si me llamas, pero tienes el don de desaparecer tan rápido como apareces. 
Cuántas veces he gritado un quédate en silencio...
Sé que no me quieres, me he conformado con ese sucedáneo de amor, pero ahora no importa. 
Te acordarás de mí por los bares, y por las calles. Te acordarás de mi los días de lluvia y pisarás hojas secas con la mirada llena de amargura. 
Recordarás los polvos al cambiar las sábanas y echarás de menos la magia en la que no creíste.
No quiero ser vanidosa, es intuición femenina. 

La vida juega con nosotros a su antojo y en nosotros está aprender la lección, y aunque te encuentro, no te busco. Ya no. Necesito alguien que escuche mis teorías, fomente mi locura y no frene la rebeldía. A veces quiero versos en vez de besos, variedad en terreno conocido. 
¿Sabes cual es el problema? 
Que quiero, y no sé cómo ser querida,
 así que no te quiero en mi vida.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Atrapasueños.

Llegaste a mi vida y la cambiaste
Hace apenas tres semanas estaba tan vacía que incluso daba pena y ahora ...
Salí de casa con los labios rojos y te encontré por casualidad, aunque a veces creo que la vida te puso en mi camino a propósito, como un regalo o como un castigo, no sé.
Te vi. Te miré, me inundaste con tu aroma y me rompiste los esquemas.
Eres magia, eres música, eres noche. Volví a casa con los labios rojos y mil dudas, cargada de miedos e inseguridades. Ya está, con una sola mirada cambiaste mi universo, ¿cómo cojones es eso posible?
Me gusta la forma que tienes de crear revoluciones a cada paso que das, me gusta tu risa, tus gritos, tus silencios incómodos. Me encanta cuando me coges de la mano y me miras, me flipa el olor de tu pelo y la forma en la que te lo apartas siempre hacia un lado.
Un alma tan rebelde, tan incorformista y tan pura que se representa en forma de mujer huracán y yo cargada de dudas. Aún te sigo descubriendo y odio cuando mientes, porque sé que me mientes.
No es fácil deshacerse de los miedos y aún así no hay ni rastro de ellos cuando me abrazas, y luego llego a casa y se me caen todos encima.
Hace apenas tres semanas estaba tan vacía que incluso daba pena y ahora... ahora estoy rota, pero mereces la pena.

domingo, 27 de septiembre de 2015

Otoñodedosmiltrece

Te quiedio; te quiero y te odio.
Hace sol. Estamos en otoño, los árboles se tiñen de miles de colores y la gente empieza a refugiarse del frío, pero hoy hace sol.  No sé si es porque estoy contigo o simplemente casualidad, pero todos los universos que nos rodean parecen estar en armonía. Madrid está igual de mágico que siempre y se me olvida que es domingo. Me olvido de los problemas, de los relojes y cierro los ojos dejando que los rayos de este cálido sol acaricien mi piel.
Caminamos descompasados y callamos más de lo que hablamos, pero no importa, nuestros silencios no son incómodos, son esa clase de silencios que se disfrutan, de esos que te aportan mucho más que un puñado de palabras banales. Me río, a pesar de todo me río y pienso : joder, ¿no es eso lo más importante? Entonces sé que la despedida merecerá la pena, que lo que venga después nunca estará a la altura de este delicioso instante.
Paseamos por el retiro entre familias, parejas, grupos de amigos, y nos veo diferentes, pero me gusta.
Acabamos sentados en un banco contemplando el huracán de energía y vitalidad que nos envuelve y nos perturba, y de repente empieza a sonar La valse d'Amèlie en un acordeón y empiezo a sentirme como en un sueño. Me miras y te ríes, porque sabes que es mi peli favorita, y yo apenas puedo creerme lo perfecto que es ese momento...
Le das unas monedas aunque sabes que nunca podrías pagarle por el regalo que acababa de hacernos.
Así que sí, las lágrimas de después merecieron la pena, aún la merecen porque aquellos instantes, aquella felicidad momentánea, es eterna.

Te quiero porque estuviste y te odio porque no estás.


sábado, 19 de septiembre de 2015

El espejo del alma.

No lo entiendes,  porque tienes una venda en los ojos que no te deja ver, que la inspiración es algo que llega solo y no puedes suplicarle al cielo que te envíe un paquete de sueños. Pero tú qué vas a entender... Tienes el alma envenenada y no eres capaz de admitirlo porque verdaderamente no lo sabes. Tienes miedo de volar, de creer en la magia, pero lo que no sabes es que hay magias tan reales que puedes tocarlas. Pero tú solo tienes fe en aquello que ven tus ojos y ni siquiera los has abierto del todo.  Quiero invitarte a sentir, a liberarte de tus miedos, a saltar al vacío,  ojalá supieras todo lo que te estás perdiendo y dejaras caer esa venda que te impide ver más allá de tus complejos.
Lo que más me entristece de todo esto no es que no aprecies la belleza, sino que nunca llegarás a apreciarla. Nunca llegará a pasar,  no quieres que pase. Puedo ver cómo te alejas de mí cada día un poco más, miro dentro y ahí está,  y tú sin saberlo. No sabes que te voy desqueriendo poco a poco, que coy batiendo mis alas y te dejo atrás porque no has querido volar conmigo y nunca lo harás. Me siento libre y limpia y cuando giro la cabeza para verte sólo veo cadenas y una gran variedad de grises.  Y tú,  pobre, porque no lo sabes.

jueves, 13 de agosto de 2015

Miss chupito.

En este mundo habitan una serie de personas un tanto peculiares: personas que te pierden. Hay que tener cuidado con ellas, porque no todas te dan la opción de elegir el camino de vuelta.

Tú fuiste una de esas personas por las que creí, merecía la pena perderse, y poco a poco fuimos desnudándonos de cada piel hasta llegar a lo más hondo y lo más difícil de tocar: el corazón.
Te empeñaste en burlar mi confianza,  y yo te pensaba a gritos: te quiero, y lo pensaba, porque decirlo en voz alta era otorgarte un privilegio que no te merecías, acabar perdiéndome en un mar de ilusiones y naufragar hasta una playa y esperar un mensaje en una botella que nunca llega. 
Botellas hay, pero ni un sólo mensaje subliminal en ellas.
Así que me empeño en excusarte y me quedo esperando en esa playa viendo amanecer, pero completamente sola.
Tú gozas de otra compañía, me pides que te perdone y me lloras el alma, y a mí, que soy un ser sensible y desnudo, me sangran las heridas y salgo huyendo de aquello que creí, me hizo feliz.

Veo mi reflejo en esas aguas cristalinas y me dice : ¡QUIÉRETE!
Y no te quiero, porque me quiero a mí.

martes, 14 de julio de 2015

Impulsos.

Estaba nerviosa.
No podía evitar mirar por la ventana guardando cada detalle en mi memoria.
Recorrimos el largo camino de almendros que parecían pintados sobre un lienzo con el fondo azul, como el cielo puro y cálido que coronaba aquella tarde de verano. Me temblaban las piernas, me sudaban las manos y aunque estábamos a 34º, sentía un extraño frío en mi interior.
Llegamos a nuestro destino, y no paré de preguntarme si, en efecto, era el destino lo que me había llevado hasta allí. No estaba bien darle tantas vueltas a las cosas. Yo tenía ganas, muchas ganas, así que fui extremadamente meticulosa. Cuidé cada detalle, recorrí con mi lengua cada centímetro de su piel mientras le miraba a los ojos con esa cara que sólo yo se poner y que no todo el mundo tiene el placer de verla. Terminé el recorrido por su clavícula llegando poco a poco a mi meta, me topé con sus labios y no sé si gané, porque acabé perdida. Perdí el control y la destreza y los detalles, todo a la mierda. Algo no iba bien, no.

Me perdí en un mar salado y cristalino con ventana a un nuevo mundo para mí.
Vi el miedo en el espejo. En los ojos, en la mirada de niña pequeña, asustada ante el latido de un corazón ajeno. Y aunque joda, el espejo nunca miente, y el lado izquierdo del pecho tampoco.
Justo en ese momento lo supe. Que mi yo racional intentó engañarme, que las mariposas no eran sino una simulación, que no era él.
 Como ya dije, hay cosas que están predestinadas a pasar, y esa era una de ellas. Pasó para liberarme. Porque le puse mucho empeño, y el azar es el que acaba ganando.

Alguien muy sabio me dijo una vez que hay que hacer caso a los impulsos, que hay que dejarse llevar, y sobre todo, que cuando el amor llama a la puerta, no hace falta dejarle pasar.

martes, 7 de julio de 2015

Porque nos atrae lo imposible.

Me culpé por haber olvidado mi libreta.
Justo ahora que venían todas esas ideas, pero suele pasar que en los momentos de inspiración falten las herramientas, como si la vida intentara frenar el impulso de abrirte al mundo y al mismo tiempo te recordara lo preciada que puede ser tu alma, que al fin y al cabo desprende su esencia en cada cosa que haces y hace arte de un pequeño fragmento de este universo, y en cierto modo de tu mundo.
Así que me resigné a recompilar en mi memoria esos fragmentos de mi alma que acabaron entrelazándose y vagando en el olvido, porque para cuando llegué a casa con un par de cervezas de más ya no me importaba ni mi alma, ni mi estúpida libreta, no me importaba nada. No me culpéis, cualquiera hubiese hecho lo mismo después de estar con ella.
Apareció, iluminó con su presencia la tarde de domingo. Llevaba algo muy corto para ser un vestido y muy largo para ser una camisa, y sin embargo, a ella le quedaba bien. Pero qué coño, a ella todo le quedaba bien. Incluso no llevar ropa le quedaba bien. Sí, sobre todo eso.
Esa tarde me limité a estar ausente, y la observé con los ojos de un adolescente idiota.
Entonces no era consciente, pero ahora recuerdo todos y cada uno de sus movimientos como si de una danza se trataran. Recuerdo cómo alargaba las vocales cuando ponía pasión en algo, cómo se limpiaba de cerveza la comisura de sus labios con el dedo índice y sonreía poniendo esa mirada que solo ella sabe poner. Y yo no podía sino sentirme afortunado, pero sabía que en el fondo no la merecía. No merecía tenerla, ni siquiera a ratos. No merecía compartir cervezas, ni miradas. No lo merecía porque no la amaba. Y ella por e contrario, se merecía que la amasen desmesuradamente. Era un ser demasiado puro de día, y que sabía oscurecerse con la noche. Demasiado alegre, ya sabes, de esas personas que acaba contagiándote y hace que inevitablemente quieras formar parte de su mundo.
Pero yo sólo veía sus piernas cruzarse y descruzarse, y me olvidé de un corazón sensible y pincelado de mil colores. La miraba sí, pero no era capaz de verla. Por eso ahora, que los años me han abierto bien los ojos recupero libretas y me culpo por la insensatez de la inexperiencia que por aquel entonces se apoderaba de mí. Y me culpo por no haberme fijado en los detalles tales como cuando se miraba las uñas porque estaba nerviosa, y bajaba la mirada si se sentía intimidada, y ahora lo pienso... y hasta eso le hacía sexy.
Pero yo no la amaba, y hoy por hoy, amo no tenerla, y por eso creo que la amo.

miércoles, 17 de junio de 2015

El renacer de la primavera después del infinito invierno

La primera vez que te vi fue en un concierto, concretamente en uno tuyo.
No sabía quién eras, ni de dónde, ni tu nombre, pero causaste impacto en mí con sólo pisar el escenario. Cerré los ojos cuando empezaste a cantar, y cuando quise abrirlos sentí que me estabas mirando, a mi, entre toda la multitud, dedicándome cada nota de cada canción. Así que no sé si me enamoré primero de tu música o de ti, o de la mezcla de ambas.
Sí, yo tampoco sé cómo es posible que sin conocerte de nada empezaras a gustarme, ahí subido, cumpliendo un sueño, pero fue como si ya te conociese de antes. Sentí algo extraño, algo así como ganas de vomitar aunque suene poco romántico, pero era a la vez agradable.
Te vi desnudar tu alma al ritmo de las canciones, te vi un ser imperfecto, sensible, artístico, especial. Supe que eras especial, y la verdad es que no me equivoqué.

La primera vez que hablé contigo fue en un semáforo, mientras deseaba con todas mis fuerzas que nunca llegase a ponerse en verde. Me dedicaste una sonrisa, dos besos y tres palabras: "encantado de conocerte" Y entonces el semáforo cambió de color una y otra, y otra vez, pero nosotros seguíamos inmóviles y absortos a lo que el otro contaba. Me agarraste por la cintura y empecé a temblar y agaradecer a cada segundo aquel atrevimiento tan sublime.
El semáforo volvió a cambiar de color y mientras la luna nos veía despedirnos desde lo alto de la noche, arrugaste mi camiseta con una mano, como si no quisieras soltarme, pero lo hiciste y cada uno tomó un camino diferente.

La primera vez que supe que esa sería la última vez fue esa misma noche, camino a casa en el metro cabizbaja y absorta en letras de canciones y con esa sonrisilla tonta que se fue apagando a medida que la realidad iba cobrando vida en mi. Quería más, quería mucho más, pero Madrid fue esa noche ciudad de paso y tu olor fue desapareciendo de mi pelo a medida que recorrías kilómetros con la guitarra en la mano y un par de cuadernos viejos y garabateados .

Espero que escribas sobre mí,
porque yo cumplo mis promesas
y algún día
quiero llorar con canciones
que hablen sobre magia
de imposibles y rotos
y sí
canciones que hablen de mí.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Mentes brillantes pero perversas.

No sé cómo empezar, ni sé cómo empezó.
Nos perdimos una noche por el centro de Madrid ; hay callejones que irradian poesía en cada rincón.
Paseamos por los bares con un par de cervezas de más y música indie como banda sonora.
Miedos burbujeantes en el centro de mi estómago y las pupilas dilatadas por el alcohol.
Ibamos cerrando los bares pero la noche nos abría camino.
Hubo beso, como si de una comedia romántica se tratase, yo intenté buscar palabras bonitas para adornar mis sentimientos, pero la risa se apoderaba del momento.
El misterio que envolvía todo aquello lo hacía aún más excitante. Siempre me atren las mentes brillantes, el problema es que todas son a su vez perversas.
Hicimos un pacto de noctámbulos y soñadores, y acabamos en un cementerio de deseos perdidos y promesas rotas.
Amar intensamente nos salió mal, porque todas las flores por muy hermosas que sean se marchitan.
E intensamente acechan los recuerdos, que son eternos, pero no por ello duelen menos. Llorar nos hace más humanos, siempre llego a la misma conclusión. Me besaste el alma, cosas de la vida.
Y aquí estamos, como si la noche nos hiciese poetas por escribir cuatro versos ahogados, como si lo mío doliese más por garabatear un par de hojas sueltas.
No sé, puede que no esté acostumbrada a perder(te).

jueves, 7 de mayo de 2015

Espías de sus propias vidas.

Hubo un tiempo en el que te convertiste en espía. 
No solo mirabas, veías. Eras capaz de coleccionar momentos que pasaban por alto en vidas ajenas.
A veces parecía que formabas parte de ellos. Sólo era una ilusión.
Durante ese tiempo te alimentaste de ilusiones, quisiste creer que eras feliz.
Empezaste a anotarlo todo, y lo que parecían garabatos acabaron convirtiéndose en sueños incumplidos, corazones rotos y problemas no resueltos. Jamás entendí qué atractivo había en todo aquello, al menos hasta el día en que me invitaste a entrar en tu pequeño mundo de ilusiones e imposibles. Seguía sin entenderlo pero, joder, no quería salir de él. Fuimos cómplices de historias y deseos, desengaños y recuerdos que flotaban en tazas de café de una vajilla vieja e incompleta. Dejamos de ser espías, y casi sin darnos cuenta nos convertimos en protagonistas. 
Todo aquello era tan nuevo para nosotros que no supimos cómo hacerlo. Hay cosas que asusta ver, y sentir. Y yo veía tu alma al mirarte a los ojos. No necesitábamos apenas palabras. Y entonces ocurrió. Lo supiste con sólo mirarme, lo supiste escuchándome latir pero no fue suficiente, quise gritarlo: "Te quiero". Como si al decirlo en voz alta fuese más real. Y la realidad me dio una hostia enorme. No hizo falta nada más que la ausencia de tus ojos posados sobre los míos, sé que puede sonar cursi viniendo de una espía, pero no encontraría palabras más superlativas para describir ese momento. Cómo al girar la cabeza te vi huyendo de un corazón a medio latir.
Esa tarde cogí el metro rota y cabizbaja, con la esperanza de llegar a "Olvido", pero esa estación no estaba en ninguna línea. 
Y luego botellas y colillas de cigarro y todas esas cosas que hacen que dejes de parecer una espía sexy. Pero qué más da, ya no quería ser espía, en cualquier caso era muy impaciente, esa no era mi función. Estuve flotando entre poemas, canciones y películas ochenteras hasta que se activó una alarma. Un chute de adrenalina para mi cuerpo.
Tuve miedo de volver a perderme y perderte, miedo de perdernos a nosotros. Más que eso, estaba acojonada, pero la excitación que me producía todo aquello lo compensaba. 
En fin, allí estaba yo, de vuelta al punto de partida, con los pies clavados en el suelo y las entrañas como un flan.
"No quise irme. No quise dejarte ir. No así"
Lo único que se me pasó por la cabeza fue que me cortaría un dedo si me lo pidiese. Estúpida y morbosa aspirante a protagonista...
"Yo soy más feliz cuando tu me miras" es todo lo que conseguí decir.
Y no hizo falta decir más.

martes, 7 de abril de 2015

¿Qué viste en ella?

Pues... verá... no sabría decirle con certeza.
Yo siempre fui de los que se sienta en el banquillo, jamás habría soñado formar parte de ella.

Aunque no lo crea, no era de ese tipo de chicas que intenta ser el centro de atención, ya sabe, de esas que usan minifalda con el único propósito de acaparar las miradas ajenas. Ella no era así, y sin embargo, por mucho que tratara de pasar desapercibida, le era prácticamente imposible.
Eres tonto si no te giras para mirar su culo cuando pasa. Joder su culo... una verdadera obra de arte. ¡Qué digo, toda ella es arte! Y risa, y hambre, y ganas. Y contemplarla es... como un orgasmo visual, lo juro, no exagero cuando le digo que la primera vez que la vi no supe reaccionar, que casi muero en un intento por acercarme a ella. Y si entramos en detalles, lo primero que me cautivó fue el olor de su pelo movido por la suave brisa primaveral, que su piel era tanto blanca como dorada bajo el sol, y cómo no, el brillo de sus ojos, tan llenos de vida. Toda ella era como un sueño tan perfecto, que a veces dudaba si era real. Y entonces me di cuenta de que no despertaba, que ciertas cosas son posibles, y no lo creí hasta que la conocí a ella.

Usted me pregunta si la echo de menos, pero es mucho más que eso: a día de hoy mataría por ver una sonrisa escondida en la comisura de sus labios por última vez. Algunos lo llaman amor ¿sabe?, pero yo prefiero llamarlo magia. Magia dulce son sabor a fresas y a canela. Y claro, echo de menos volar con ella, teletransportarnos a galaxias lejanas sin salir de la cama o ver las estrellas bajo las sábanas.
A mí personalmente, me hacía tener un hambre voraz cada vez que la veía, me encendía como a una hoguera cuando se dejaba caer el tirante de la camiseta y me miraba sujerente apoyada en la puerta. Y juro que dejaba de ser yo y me entregaba completamente a ella.
Y nunca tuve miedo de decírselo, porque era verdad: era mi dueña. Aún lo es, y a menudo pienso que siempre será así. Que una parte de mi es suya, y por mí, que se la quede.

En fin...jugó conmigo de mil maneras, por dentro y por fuera, pero ya sabe lo que dicen, eso de que "no hay más ciego que el que no quiere ver" Y yo sólo la veía a ella. Y no podía dejar de hacerlo, siempre acababa rindiéndome a sus encantos de Diosa. Sabía cómo manejarme, tras esa pose dulce y angelical que te atre al principio, se escondía una pantera, una bestia hermosa, poderosa e inteligente.
Me enroscaba entre sus largas piernas y yo me volvía adicto, sediento de sus besos, sumiso a sus caderas. Es ese tipo de mujer que te hace sentir mejor, no sabes qué hace, ni cómo lo hace, pero le suplicas que no deje de hacerlo.
Así que no me juzgue, cualquiera en su sano juicio se habría vuelto loco por ella.

En un abrir y cerrar de ojos mi sueño se convirtió en pesadilla. Se fue. Se esfumó sin dejar rastro, típico de ella: entró en mi vida por la puerta grande, y así se fue. No sé cuánto tiempo estuvimos juntos, porque perdía la noción, pero por si no lo dije, la conocí en marzo.

Y dicho esto, señor agente, créame cuando le digo que no he tenido nada que ver con su desaparición, si supiese dónde está, ya habría ido a buscarla.
Mi corazón se seca con su ausencia.


miércoles, 25 de marzo de 2015

Vuela alto, no te rindas.

Quería creer que existía, que era posible la idea de sentir como siempre había querido sentir.
Estaba dispuesta a derribar las barreras, a tragarme el orgullo y aparcar mis  miedos, y todo por una persona que me llevase a la bajada a toda hostia de una montaña rusa muy alta con solo tocarme.
Alguien que me hiciese capaz. Capaz de afrontar la vida. Capaz de todo.
No solía creer en esas cosas, hasta que ocurre: algo así como una reacción química. Y física. Y acabas olvidándote de las normas, de las reglas, de la consciencia. Quieres estar a la altura de las mariposas que crecen en tu estómago, y te deshaces de tus dudas, de tus inseguridades, y empieza a ser algo casi mágico. Y crees en la magia. Lo sientes, y es tan fuerte que te hace fuerte, ya no concives las palabras o las personas igual que antes. Esa maravillosa reacción te cambia.
Viajas a un universo paralelo creado de suposiciones, y algo en tí te dice que la caída será dolorosa cuanto más alto subas, y la parte izquierda del pecho no hace caso, te incita a seguir subiendo, te convence de que no tienes por qué caer. Todo lo que habías aprendido hasta entonces se esfuma. Te transformas: ingenua y diminuta. Estás desnuda. Tu alma está desnuda, y no hay arma más peligrosa, pues le estás regalando a la otra persona la oportunidad de destruirte y joder, no eres capaz de verlo.

No importa, hasta las heridas más profundas cicatrizan.
Es solo... que estoy cansada de ser un juguete de niños. Creo que nunca lo he sido, sin embargo, he dejado que me trataran como tal, y ahora me siento usada y rota.
¿Entendéis ahora mi deseo de volar? Pero de volar de verdad, sin una cuerda atada a mis sentimientos.
Ha crecido en mí un deseo de venganza. Y yo no puedo evitarlo, me lo debo a mí misma.

sábado, 21 de marzo de 2015

Aquella zona VIP en mi pecho.

Cuando entregas una parte de ti a alguien en cierto modo no la recuperas jamás, y tienes que volver a reconstruirla. Así que cada vez que te involucras sentimentalmente en algo, pierdes una parte de tu alma, y al reconstruirla nunca vuelve a ser como antes. Has cambiado. Has aprendido, y puede que ya no vuelvas a entregarte a nadie con facilidad, puede que cada vez cueste más llegar a esa pequeña parte de tu alma, puede que pongas obstáculos y trampas, y el resto del mundo no entienda, y juzgue cuando tú sólo estás protegiendote por temor a volver a perderte, porque encontrarse no es fácil y cada vez cuesta más. Por eso todos dicen que se aprende con los daños,  los errores y las experiencias. Tienen razón. Hasta que no te das la hostia no aprendes a dejar de dártela, tienes que toparte de frente con la realidad para lograr reconocer tus fallos, abrir los ojos, y estar alerta para posibles futuros tropezones. Por eso no vuelves a ser la misma.
A veces cambias, a veces sólo dejas atrás una persona y te conviertes en otra. Y como es primavera me ha venido a la cabeza todo ese proceso de metamorfosis emocional. Puede que sea cierto eso de que el calor revoluciona las hormonas, que "la primavera, la sangre altera", pero no podéis negarme que es una estación preciosa para enamorarse de verdad, ya sabéis, un amor de esos que no tienen fecha de caducidad, de los que te hacen perder la cabeza y darlo todo otorgandole al otro individuo el dulce privilegio de hacerte feliz o hacerte pedazos.
Tengo la esperanza de que en este mundo en el que vivimos aún queden románticos, porque en el fondo eso es lo que soy, sólo que me asusta admitirlo.
Nos hemos acostumbrado a la velocidad, a lo simple, a lo mediocre, porque es lo más fácil y lo menos doloroso, pero es cierto que lo fácil siempre deja con ganas de más, y desde luego no está de más jugarse todo a las cartas cuando tienes la corazonada (y nunca mejor dicho) de que vas ganar. Porque estar en la cima puede llegar a ser maravilloso. Qué cojones, es mucho más que maravilloso, pero no voy a perder mi tiempo intentando explicarlo en vano.
Hay miles de millones de personas en el mundo con las que nos cruzaremos, y cada una se llevará algo nuestro, tenemos la posibilidad de elegir el qué.
Supongo que hay que perder el miedo, aunque sea más fácil escribirlo que decirlo, más fácil decirlo que hacerlo. Pero el amor es un todo o nada, y el mundo no está echo para cobardes.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Queridos charinis:

No miento cuando digo que sois las personas más importantes de mi vida.
Para mí, sois mi familia. La familia es aquella que te acepta como eres con todas tus imperfecciones, aquella que te apoya y no te juzga sin antes intentar entenderte, la que te dice sin miedo lo que está bien y lo que está mal. La familia es un vínculo que se crea y por el cual no necesitas ver o hablar con una persona todos los días para saber que está contigo y que cuentas con su ayuda. La familia es sentirse arropado aunque te mueras de frío, buscar refugio cuanto te sientes perdido, reír y llorar, pero juntos. La familia también se elige, porque nadie es culpable de lo que su corazón siente, y el mío sigue latiendo y en gran parte es gracias a vosotros.
Todos los momentos que hemos compartido, son más que especiales, son infinitos, y quedarán para siempre grabados en mí, y es que no os hacéis a la idea de la parte tan importante que ocupáis en mi pecho.
Siempre me he sentido sola, y en cierto modo siempre lo he estado, y ahora, también me siento sola a veces, pero entonces recuerdo que formo parte de algo, y no necesito ninguna prueba que lo confirme, sólo cerrar los ojos y mirar dentro de mí.
"Los Charinis". Es real, existimos, y somos más que un grupo de amigos, nos complementamos los unos a los otros a pesar de lo diferentes que somos entre sí.
Sé que en el fondo nunca os cuento nada de esto, que no me gusta dar la chapa con mis problemas, ni preocuparos con mis rayadas mentales, pero también sé que si las contara me tenderíais vuestra mano y tendría seis hombros en los que llorar, y por eso quiero daros las gracias. Porque no todo el mundo tiene la suerte de tener una familia como la nuestra.
Cada uno tiene un objetivo y unos sueños en la vida, y seguimos unidos después de tantos baches, dicen que la unión hace la fuerza, y así es como procuro sentirme cuando me sale todo mal : fuerte.
Porque sé que no estoy sola, y tengo la sensación de que nunca lo estaré.
No sois mis amigos, sois mis compañeros de camino.
Gracias , porque soy quien soy por muchas razones, y vosotros sois una de ellas.
Quereros, se me queda corto.

martes, 24 de febrero de 2015

La vida es un viaje, no un destino.

Supongo que eres tú el que debería escribirme y yo la que debería odiarte, pero a veces se me olvida.
En los momentos de flaqueza, sobre todo, cuando no sé a quién acudir ni en quién encontrar consuelo, entonces me rindo y te escribo buscando esa utópica realidad, soñando que todo puede cambiar, que podría irme a solucionar ecuaciones y volver cuando estuviesen resueltas, y que, de esta forma, saldríamos los dos ganando. Pero ¿sabes qué? ya no sé quién gana y quién pierde, porque aunque me joda, esto no es un juego. Esto es el mundo real, y por lo general no hay segundas oportunidades. Estoy cansada de escuchar eso de "todo pasa por algo", "es porque tenía que ser así"...
Y sin embargo, si me lo dijeras tú no me jodería tanto. Necesito un consejo, no importa que sea malo.
El simple hecho de no sentirme sola y huérfana, y muerta de frío. El no pagar mis frustraciones internas con el resto del mundo, y odiar todo y a todos porque no hay culpables y sí víctimas.
Ya he aprendido que en el mundo real la justicia no existe, y que la honradez no vale nada, y lo siento si sueno pesimista, pero he perdido más de lo que he ganado y he dado más de lo que he recibido, entiéndeme.
Siguen existiendo pequeños momentos en los que el tiempo parece detenerse y compensarme por el resto de horas del día, pero después sigo preguntándome por qués sin obtener respuesta y te escribo por si acaso tú las tienes. Puede que en cierto modo me entiendas, puede que sea cosa de raíces el sentirse incomprendido, el verlo todo borroso y a ojos de otros vivir tropiezo tras tropiezo. Lo siento si cometo tus mismos errores, estoy improvisando, hago lo que puedo.
Gracias por no juzgarme, por entenderme en la medida de lo posible y ayudarme de forma invisible pero palpable.
No quería ahogarme con mis palabras.

domingo, 22 de febrero de 2015

"Vamos a jugar a querernos" y nos quisimos

Amanezco, y sólo me apetece esconderme tras tus bragas para no ver el día gris, crear una sinfonía de orgasmos y olvidarnos de escuchar cómo cae la lluvia. Comerte,  me quitas el hambre y me das hambre de ti, y beberte, porque, ¿sabes? eres mejor que un whisky con hielo en la esquina de la barra de nuestro pub de siempre. Follarte, y sí, el cigarro de después, que, después de ti, es mi único vicio.
Fumar mientras duermes, escuchando atentamente tu respiración de fondo, observando cómo sueñas y nos transportas a otros mundos. Tú, mi musa de amaneceres, que me inspiras a convertirte en prosa, y en verso, y en metáfora, y haces que me vuelva loco y como un adicto saque un viejo cuaderno en el metro y trate de retratarte entre líneas, por si después se me olvida con el subidón de volver a verte.
Tú conviertes mis sueños en realidades y los mejoras, joder, y tú sin saberlo.
Que si te miro, sólo te miro, y bailo por dentro, porque si te miro me quedo como un tonto sin saber que decir, esperando que hagas algún truco de magia o te recojas el pelo con un boli porque te pongo nerviosa.
Y entonces te vas, joder, te vas. Me dejas solo y frío, y no hay cuadernos viejos en este mundo para expresar cuánto te echo de menos, la sed que tengo de ti, o las ganas de follarte la mente (y el cuerpo) y viajar contigo a algún lugar extraño que por suerte sólo tú y yo sabemos. 
Me atormentas por las noches, y por el día, me dejas como a un yonki sin su dosis. No paro de preguntarme si otro ocupa mi lugar, si compartes almohada, o lo que es peor: sueños.
Entre sábanas , cervezas y amaneceres adornados con risas de fondo fui feliz, sí, pero sólo contigo, sólo por ti. Y ahora no estás, y me quedo con mis cuadernos viejos y mis cigarros a medias que me consumen entre cuatro paredes sin magia. Y al asomarme a la ventana veo los días grises, y escucho caer la lluvia golpeando los cristales, creo verte cruzar la calle de la mano de alguien, o a lo mejor no eres tú y sólo es una pareja de enamorados sin paraguas, y nos veo reflejados en un efímero recuerdo y lloro, esta vez no sólo por ti, por nosotros. Porque dejé escapar a mi musa, esa irreemplazable en mi cama y en mi pecho. Te quise, y aunque me joda, aún te quiero. Entre verso y verso

martes, 10 de febrero de 2015

Punto y seguido. Punto y aparte.

Querido blog, hace un año empecé a escribir aquí. Apenas puedo creerme cómo han cambiado las cosas en un año.
Cuando empecé a escribir me sentía perdida, y efectivamente lo estaba. Hoy, parece ser que sigo igual. Es decir, me han pasado miles de cosas, buenas y malas, todas de golpe, en un tiempo récord.
Todas y cada una de las experiencias que me atormentaban han sido escritas. A veces mejor, a veces peor, a veces en clave. Supongo que todos necesitamos desahogarnos a veces, todos necesitamos gritarle al mundo la injusticia de nuestro pasado, el temor de nuestro futuro o las frustraciones de nuestro presente. Podemos encontrar mil formas de desgargar la rabia, y utilizarlas todas. Cruzar el puente y perderme entre el frío y el humo de un cigarro que se consume con mis nervios. Bailar hasta que te tiemblen las piernas y te quemen los pies. Gritar en aquel banco de aquella colina de aquel parque de aquel sitio. Escuchar bandas sonoras hasta quedarte dormida, y al despertar ver que ha desaparecido la nube de ideas negativas. Llorar con comedias románticas hasta que no queden lágrimas que derramar. Hacerte un blog y escribir hasta que deja de doler.
Me ahorro los motivos, los nombres, los datos geográficos o los números de teléfono.
Puede que esté enfadada con el mundo por ponérmelo tan difícil, y aún así doy las gracias por ello, algo bueno saldrá de esto, algo aprenderé o eso dicen los que dicen que me quieren. Y yo les voy a hacer caso, porque no me queda otra, porque tengo que aferrarme a algo ¿no?
El típico si te caes te levantas, qué otra cosa puede ser.
Puede que no me apetezca escribir más sino perderme entre páginas, acordes, diálogos, notas, voces y lágrimas. Puede que me apetezca perderme en sueños, o en pesadillas. He aprendido.
Gracias por salvarme.

lunes, 2 de febrero de 2015

Dos minutos.

No sé si por ti daría todo, pero estoy segura de que daría más de lo que puedo dar.
Aún no entiendo cómo siendo dos extraños que viven ajenos el uno al otro te pienso tanto.
Tú te paseas varias veces al día por mi cabeza, y pondría mi mano al fuego asegurando que yo no aparezco por la tuya más de dos veces al año, y no me quemaría.
Las cosas no han cambiado tanto: cierro los ojos y te veo, y en la distancia, te siento. Aún te cuelas en mis pesadillas. Y digo pesadillas, porque a pesar de que sean sueños, cuando despierto no son más que pesadillas que me recuerdan lo imposibles que somos. Todo sigue igual.
Siempre me gustaste, desde niños, lo que pasa es que no lo sabía, e intentaba convencerme a mí misma de que te odiaba. Eras un chulo que se metía conmigo y hacía que los demás me dieran de lado por ser la única chica. En las guerras de globos de agua siempre ibas a por mí primero, y casualmente los balones siempre iban a parar donde yo estaba. Pero una vez, estábamos jugando al escondite, todos se habían escondido y a mi se me acababa el tiempo, y de repente una mano me agarró invitándome a entrar en aquel armario. Y sólo necesité dos minutos en un armario a oscuras para enamorarme de ti. Teníamos doce años. Empecé a ponerme nerviosa cada vez que iba a vertee, y los tonteos disfrazados de juegos de niños se convirtieron en rutina. A los catorce años yo no podía estar más hechizada contigo. Nos veíamos pocas veces al año,y eso me bastaba. Me agregaste a tuenti, hablábamos a menudo, y empezaste a tontear con mis amigas. Las agregabas y hablabas con ellas, y yo no decía nada porque, aunque me dolía, eso me hacía sentirme cerca de ti. Empezaste a salir con tu novia, y yo también me eché novio, y llegó uno de esos días del año en el que teníamos que vernos. Yo sabía que tenías novia, y que yo tenía novio, pero empezaste a meterte con él intentando ponerme celosa, las guerras de almohadas, las miradas furtivas... ese mismo domingo dejé a mi novio.
No podía creerlo, cómo podía ser tan tonta. cómo te habías reído de mi... pero seguía teniendo esperanzas. Pasaron cuatro años, te convertiste en anécdota pero aún dolías. En cuatro años es posible que nos viésemos dos o tres veces, quién sabe, yo seguía pensando en ti. Sabía que estabas con esa chica, pero hace poco todo cambió. Cuatro años con esa chica y bum. Tuve que esconderme detrás de la puerta y contener la respiración cuando escuché la noticia. Me alegraba. No sólo por mí, sino por ti, porque te mereces ser joven.
Para nada me esperaba que llamases a mi puerta este 25 de diciembre. Joder, cuanto tiempo sin ver esos ojos. Tú también lo notaste, lo sé. Estaban todos, y yo fingía tranquilidad, pero tus miradas desde el fondo de la mesa me lo ponían aún más difícil. Y ya está. Dos minutos contigo en la misma estancia hicieron falta para que volviese a soñar contigo. Siempre apareces en mis sueños sin sentido alguno, y cuando me despierto, vuelvo a sentirme como aquella cría de catorce años.
Y en noches como esta, me vuelvo como una yonki en busca de su dosis y no paro hasta encontrar papel y boli y vomitarte de mis pensamientos. No me preocupa, sólo te pienso a ratos, al fin y al cabo no somos más que eso, dos imposibles ajenos el uno al otro. Pero ¿sabes? No sé si vuelvo a tener esperanza o realmente creo en el destino, pero sé que algún día resolveré esto.
Sólo necesitaré dos minutos.

lunes, 19 de enero de 2015

¿Casualidad o destino?

Había gastado parte de su hermosa voz en gritos banales y llenos de dolor. Le faltaba el aliento, y sus ojos se veían ya cansados, gastados de tanta espera en vano.
Hacía tiempo que se había deshecho de los relojes, pues sólo le recordaban el tiempo que pasaba sin él. Y a sus ojeras, cansadas de largas noches siendo el paraje de sus lágrimas, no les importaba la luz del día, no necesitaban ocultarse tras aquellas gafas de sol de mercadillo de playa. Y a ella tampoco le importó mostrarse sin maquillaje, es más, lucía con orgullo sus cicatrices, aunque sus heridas más profundas se hallaban dentro, sin duda dejaron huella por fuera. Y aún así, juro que la vi guapa.
Nunca más volvió a mirarnos con brillo en los ojos, con color en las mejillas o las manos sudorosas. Toda esa magia primeriza quedaba tan atrás que incluso costaba recordarla.
Dejó de usar lencería de encaje las noches de sábado, y camina por ahí sin bragas y con ganas, muchas ganas.
Había pasado menos de un año, pero ella parecía mayor. Y no me refiero a que había crecido de altura, es ese otro tipo de crecimiento que no se ve a simple vista pero que se siente. Y yo la sentía mil veces más mayor que la última vez que tuvimos contacto visual, y entonces, inexplicablemente me invadió la nostalgia.
Lo había vivido todo de golpe, y me pregunté a mí mismo si por decisión propia. Me miró con una sonrisa irónica, como se mira a los niños cuando no terminan de entender algo,  y como si me hubiera leído el pensamiento, me dijo : "Ya sabes la respuesta".
Y en el fondo la sabía, por mucho que quisiera evitar pensarlo.
Aún no sé cómo tuve valentía de decirla que había cambiado, que la veía diferente.
"Estoy bien, sólo estoy aprendiendo a vivir" me dijo.
Después escuché que alguien la vio llorar en el baño. Perdió la ilusión y la confianza, y éstas se llevaron consigo su esencia. Su dulzura de niña, su sensualidad de mujer.
Yo seguía sin creerme que la había visto. En tiempo real, era menos de un año, en tiempo de un corazón humano me había parecido una eternidad.
Continué dándole vueltas a todo aquello que acababa de pasar y recordé la última frase que salió de su boca "estoy aprendiendo a vivir".
Qué ilusa. La vida no es vida sin amor, y antes que aprender a vivir, hay que aprender a amar.

jueves, 15 de enero de 2015

Felicidades canario de mi corazón.

Escribo esto en un cuaderno viejo un par de noches antes de pasarlo a limpio, cuando me llegan las ideas. Surgen frases como flechas, y sería una pena desperdiciarlas.
Sé que últimamente no hemos hablado mucho, ya casi no hablamos. Me siento culpable, y en cierto modo lo soy. Sabes que soy pasota, que tengo cosas que hacer y al final voy dejando pasar lo que realmente importa. Me conoces, cuando algo me preocupa o me hace daño, salgo corriendo. Huyo, lo evito, lo "dejo pasar" y en cierto modo que no hablemos está unido a ello, a mi miedo a sufrir. En el fondo esos 1642 kilómetros que nos separan me matan. Sé que si cierro los ojos y pienso en tí estarás conmigo, y de hecho siempre lo estás de una forma u otra porque, aunque no lo creas formas parte de mí. Confié en ti muchas veces, y tus palabras que venían de tan lejos me ayudaron más que las de los que tenía cerca. Por eso, porque siempre estuviste ahí cuando tenía un problema sin que yo te lo pidiera, estuviste para lo malo y también para lo bueno. Nunca te quejaste si te mandé una nota de voz borracha, y me echaste la bronca cuando pensaste que hacía las cosas mal.  Por mi parte sé que alguna vez metí la pata, pero no quiero que olvides que estoy contigo, que cuando te sientas perdido, solo o incomprendido, siemre podrás hacer una llamada, un skype, escribir un whatsapp, que no me importará hacer el cerdito con tal de ver que te ríes. Eres una parte fundamental en mi vida, y quería recordártelo en este día tan especial. Sabes que me encantaría tirarte de las orejas y darte un gran abrazo, llegar a mi casa pensando " puto critian, me ha pegado su olor a colonia y ahora huelo a tío", pero sé que algún día podré hacerlo. De momento puedo mandarte todo mi amor, mi apoyo, mis besos y mis abrazos de forma virtual, pero oye, seguro que el lado izquierdo de tu pecho lo recibe.
Te quiero mucho Cristian, felices 18 mi amor.

PD: Tomate un copazo a mi salud, y ten cuidado.

martes, 13 de enero de 2015

Escóndete, que el amor se asoma.

Probablemente no sepas nada de mí.
No sabes que me gustan los pitillos negros y ajustados, el pintalabios rojo, los tangas de encaje, los push-up, fumar cuando estoy deprimida, llorar a oscuras si algo sale mal, salir a "correr" para despejarme, gritar para liberar la rabia, poner voces raras para divertirme, bailar para ser yo misma, los selfies en el espejo, hacer listas , planear cosas, las baladas en inglés.
No sabes que mi película favorita es Amèlie, mi obra de teatro  Eloísa está debajo de un almendro, mi color el azul caribe, mi flor el lilium, mi canción The A Team, mi actor  Johnny Depp, mi comida las croquetas de la abuela, mi día del año nochevieja.
No sabes que odio que me despierten de golpe, los madrugones, las prisas, desenredarme el pelo, tirar la basura, usar reloj, la hipocresía, la intolerancia, la homofobia, el machismo, el fascismo, la ignorancia.
Tampoco sabes que me asustan las emociones, me da miedo el futuro y que mi mayor temor soy yo misma.
¿Y sabes por qué no sabes todo esto y mil cosas más?
Te lo diré sin conocerte yo tampoco: tenemos los mismos miedos, y huímos de ellos.
Quizá ya es tarde para nosotros, pero no lo es para mí.
Puede que dejara escapar varios trenes, pero ya no quiero tachar días del calendario esperando algo que cuando llega, me da miedo.
Dicen que cuando el amor llega de verdad, nos olvidamos de todo, incluso de nosotros mismos y nuestras manías mundanas.
Cuando sea de verdad, lo sabremos.

Cuidado.

viernes, 9 de enero de 2015

"Sus momentos de subidón"

Hay canciones que no puedo escuchar porque me recuerdan momentos en los que lo pasé mal, y otras que no puedo escuchar porque me recuerdan momentos en los que fui feliz y de los que ya no queda nada.
Soy de las que piensa que hay una canción para cada momento, que los momentos de subidón tienen que tener canción. No sé, a mi me sale solo, estar feliz, viviendo un momento irrepetible y decir: joder, le pega esta canción. Y cuando lo paso mal igual. Dentro de mi depresión pienso: joder... le pega esta canción. A veces aparecen solas. No sé si habéis leído "The perks of being a wallflower"
o en su defecto, habéis visto la película. Bien, pues ahí se habla de los momentos en los que nos sentimos "infinitos" y sólo por eso ya me encantó. Cómo no se me había ocurrido antes, es estrepitosamente maravilloso. "En ese momento, fuimos infinitos". Os juro, que comprendo totalmente esa frase. Es como si en ese instante no importara nada más, toda la mierda no existe, tú estás ahí, y estás feliz, y le pones mentalmente una canción, o corres la suerte de que suene en la radio o en el altavoz, pero ese instante, es infinito. Y sientes que nada ni nadie podrá impedir que deje huella en tu universo, y la escalofriante sacudida de electricidad que recorre tu cuerpo, hace que incluso te emociones. Y sí, eres infinito.
Probablemente no me entiendas si no lo has sentido, sólo digo que por más que lo intente me va a resultar tarea imposible cazar palabras para que sepas de lo que hablo.
En definitiva, cada uno puede festejar como quiera sus momentos de subidón. Yo, a parte de añadirles mentalmente una canción, cierro los ojos con fuerza, como para comprobar que es real supongo. Lo hago inconscientemente , es una forma de gritarme en silencio y decir "¡JODER, TES, SIIIÍ "

Orgasmos de vida, en otras palabras.


jueves, 8 de enero de 2015

Bú.

Empezar de cero, dejar atrás toda esa nube de mentiras y lágrimas más amargas que saladas, dejar que te alejes como el humo, como al vaho, pero esta vez para siempre.
Ni las luces, ni el ruido de los coches, ni Madrid de fondo nos volverán a ver paseando de la mano.
Ni mi almohada volverá a sostener mi llanto las noches de frío, ni mi telefonillo sonará esperando a que baje mientras me esperas liándote un cigarro.
Ni volveré de madrugada con el rímel corrido y la boca seca.
He aprendido a valorarme lo suficiente para que no me atormente tu recuerdo, a no culparme por no tener cojones a llamarte, a que no le bajes el volumen a mi autoestima.
Empezar de cero, conmigo pero sin parte de mí.

martes, 6 de enero de 2015

Dicen que lo que fácil llega fácil se va.

He estado un tiempo sin escribir en el blog, y la verdad, creo que no hay un motivo concreto, creo que simplemente necesitaba pensar, dedicarme tiempo a mí misma y aclararme la mente.
Lo irónico de todo esto, es que cuanto más tiempo pasas a solas, más vueltas da tu cabeza, y más confusa acabas estando. Este mes han pasado varias cosas, buenas y malas, ya no sé qué pensar.
Me he sentido rara tantas veces... ajena totalmente a mí misma a pesar de seguir siendo yo.
Primero cumplí los 18, y la verdad, no puedo decir que esperaba más, puesto que sabía que no iba a sentirme diferente, y que cuando mirara al espejo iba a seguir viendo lo mismo que cada mañana.
Sentí una gran decepción, pues hubo personas que consideraba importantes y no estuvieron a mi lado, ni una llamada, ni un mínimo gesto que demostrara que era tan sólo un poco importante para ellos. La verdad es que fue una persona en concreto, esa figura supuestamente irremplazable y maravillosa que en cierto modo a mí siempre me ha faltado, pero creo que ya le he dedicado muchas entradas que no se merecía, porque no se merece la importancia que por desgracia le doy.
Decepción tras decepción llegó la guinda del pastel, que sabía más amargo que dulce, y me hizo darme cuenta de que me merezco más. De que estoy harta de que me traten como a un objeto o de que digan delante de mis propios ojos " tú y yo no somos nada" . ¿Cómo que nada? ¿acaso somos extraños después de tanto tiempo? No quiero que me regales flores, pero... ten la decencia de no escupir frases con tal desprecio hacia mí, que te he perdonado tanto.
Así que, decepción, pero ¿sabéis? ME MEREZCO MÁS QUE ESO.
Este mes conocí a alguien de manera un tanto peculiar. No sé si puedo decir conocí, pero hablamos tanto de tantas cosas que me atrevería a decir que sí, le conocí.
Era alguien como yo, un poco perdido en las circunstancias, plagado de humor sarcástico y sin miedo de hacer el tonto. Digamos que encontré diferencias y similitudes que entre otras cosas, me entraron por los ojos y por los oídos y que me acabaron ganando. Juro que estaba... ilusionada . Sí.
Y hacía mucho que una persona no me ilusionaba, me he llevado tantas decepciones (y las que me quedan, lo sé) que esto lo cogí con ganas, y subí tan alto que aunque parezca imposible la caída dolió. Volví a odiarme a mí misma por ser tan tonta. Pero siempre me han dicho que no tenga miedo de soñar, mi corazón estaba hecho pedazos y poco a poco esos pedacitos se iban recomponiendo, así que, ¿por qué no? ¿Por qué tenía que desconfiar? Podía darme una oportunidad, podía jugar, podía soñar, porque la realidad ya es lo suficientemente dura. Y al final pasó. La realidad chocó de frente con mi sueño. No sé, creí haber encontrado alguien tan perdido como yo, pensé que no era la única, que quizá no fuese como en las películas pero que al fin y al cabo era. Que no necesitaba una historia perfecta sino alguien a quien ir descubriendo paso a paso con juegos, alguien con quien hablar.
El año pasado sufrí mucho. En serio... pasaron muchas cosas y en su mayoría malas. No empecé el año con buen pie, y no culpo a nadie, pero la persona que ocupaba mi mente y parte de mi corazón por aquel entonces me decepcionó. Esperaba más, eso es todo. Y por el contrario, este año no esperaba nada, y llegó. Un simple mensaje, alguien que llegó justo a tiempo y que me hizo pensar que este año iba a merecer la pena, que esa persona merecía la pena. No digo que no merezca la pena, pero tan pronto como llegó se fue. Y yo me quedé aquí. Como siempre.
Y ya no tengo ganas de decir "me merezco más" porque para mí, era más que suficiente. Era sobresaliente, matrícula de honor. "A pesar de".
Aún así, el año acaba de empezar y estoy segura de que estará lleno de sorpresas.