He estado un tiempo sin escribir en el blog, y la verdad, creo que no hay un motivo concreto, creo que simplemente necesitaba pensar, dedicarme tiempo a mí misma y aclararme la mente.
Lo irónico de todo esto, es que cuanto más tiempo pasas a solas, más vueltas da tu cabeza, y más confusa acabas estando. Este mes han pasado varias cosas, buenas y malas, ya no sé qué pensar.
Me he sentido rara tantas veces... ajena totalmente a mí misma a pesar de seguir siendo yo.
Primero cumplí los 18, y la verdad, no puedo decir que esperaba más, puesto que sabía que no iba a sentirme diferente, y que cuando mirara al espejo iba a seguir viendo lo mismo que cada mañana.
Sentí una gran decepción, pues hubo personas que consideraba importantes y no estuvieron a mi lado, ni una llamada, ni un mínimo gesto que demostrara que era tan sólo un poco importante para ellos. La verdad es que fue una persona en concreto, esa figura supuestamente irremplazable y maravillosa que en cierto modo a mí siempre me ha faltado, pero creo que ya le he dedicado muchas entradas que no se merecía, porque no se merece la importancia que por desgracia le doy.
Decepción tras decepción llegó la guinda del pastel, que sabía más amargo que dulce, y me hizo darme cuenta de que me merezco más. De que estoy harta de que me traten como a un objeto o de que digan delante de mis propios ojos " tú y yo no somos nada" . ¿Cómo que nada? ¿acaso somos extraños después de tanto tiempo? No quiero que me regales flores, pero... ten la decencia de no escupir frases con tal desprecio hacia mí, que te he perdonado tanto.
Así que, decepción, pero ¿sabéis? ME MEREZCO MÁS QUE ESO.
Este mes conocí a alguien de manera un tanto peculiar. No sé si puedo decir conocí, pero hablamos tanto de tantas cosas que me atrevería a decir que sí, le conocí.
Era alguien como yo, un poco perdido en las circunstancias, plagado de humor sarcástico y sin miedo de hacer el tonto. Digamos que encontré diferencias y similitudes que entre otras cosas, me entraron por los ojos y por los oídos y que me acabaron ganando. Juro que estaba... ilusionada . Sí.
Y hacía mucho que una persona no me ilusionaba, me he llevado tantas decepciones (y las que me quedan, lo sé) que esto lo cogí con ganas, y subí tan alto que aunque parezca imposible la caída dolió. Volví a odiarme a mí misma por ser tan tonta. Pero siempre me han dicho que no tenga miedo de soñar, mi corazón estaba hecho pedazos y poco a poco esos pedacitos se iban recomponiendo, así que, ¿por qué no? ¿Por qué tenía que desconfiar? Podía darme una oportunidad, podía jugar, podía soñar, porque la realidad ya es lo suficientemente dura. Y al final pasó. La realidad chocó de frente con mi sueño. No sé, creí haber encontrado alguien tan perdido como yo, pensé que no era la única, que quizá no fuese como en las películas pero que al fin y al cabo era. Que no necesitaba una historia perfecta sino alguien a quien ir descubriendo paso a paso con juegos, alguien con quien hablar.
El año pasado sufrí mucho. En serio... pasaron muchas cosas y en su mayoría malas. No empecé el año con buen pie, y no culpo a nadie, pero la persona que ocupaba mi mente y parte de mi corazón por aquel entonces me decepcionó. Esperaba más, eso es todo. Y por el contrario, este año no esperaba nada, y llegó. Un simple mensaje, alguien que llegó justo a tiempo y que me hizo pensar que este año iba a merecer la pena, que esa persona merecía la pena. No digo que no merezca la pena, pero tan pronto como llegó se fue. Y yo me quedé aquí. Como siempre.
Y ya no tengo ganas de decir "me merezco más" porque para mí, era más que suficiente. Era sobresaliente, matrícula de honor. "A pesar de".
Aún así, el año acaba de empezar y estoy segura de que estará lleno de sorpresas.