Fumar mientras duermes, escuchando atentamente tu respiración de fondo, observando cómo sueñas y nos transportas a otros mundos. Tú, mi musa de amaneceres, que me inspiras a convertirte en prosa, y en verso, y en metáfora, y haces que me vuelva loco y como un adicto saque un viejo cuaderno en el metro y trate de retratarte entre líneas, por si después se me olvida con el subidón de volver a verte.
Tú conviertes mis sueños en realidades y los mejoras, joder, y tú sin saberlo.
Que si te miro, sólo te miro, y bailo por dentro, porque si te miro me quedo como un tonto sin saber que decir, esperando que hagas algún truco de magia o te recojas el pelo con un boli porque te pongo nerviosa.
Y entonces te vas, joder, te vas. Me dejas solo y frío, y no hay cuadernos viejos en este mundo para expresar cuánto te echo de menos, la sed que tengo de ti, o las ganas de follarte la mente (y el cuerpo) y viajar contigo a algún lugar extraño que por suerte sólo tú y yo sabemos.
Me atormentas por las noches, y por el día, me dejas como a un yonki sin su dosis. No paro de preguntarme si otro ocupa mi lugar, si compartes almohada, o lo que es peor: sueños.
Entre sábanas , cervezas y amaneceres adornados con risas de fondo fui feliz, sí, pero sólo contigo, sólo por ti. Y ahora no estás, y me quedo con mis cuadernos viejos y mis cigarros a medias que me consumen entre cuatro paredes sin magia. Y al asomarme a la ventana veo los días grises, y escucho caer la lluvia golpeando los cristales, creo verte cruzar la calle de la mano de alguien, o a lo mejor no eres tú y sólo es una pareja de enamorados sin paraguas, y nos veo reflejados en un efímero recuerdo y lloro, esta vez no sólo por ti, por nosotros. Porque dejé escapar a mi musa, esa irreemplazable en mi cama y en mi pecho. Te quise, y aunque me joda, aún te quiero. Entre verso y verso
No hay comentarios:
Publicar un comentario