Te escribo sin mencionarte con la esperanza de que deduzcas que mis palabras son como flechas que apuntan con intención de hacer diana en tu pecho.
Te escribo para decirte aquello que por orgullo, dignidad o vergüenza no me atreví a decirte nunca.
Ya me he pedido perdón a mí misma por no darte ese beso, ahora perdóname tú, aunque creo que ya tengo suficiente condena.
No tener noticias tuyas me está consumiendo, y si cometí algún error fue sin duda callarme todo lo que llevaba dentro, una vez más, lo siento.
Ojalá pudiese odiarte de la forma en que mi cabeza me pide, odiarte por esfumarte como el humo de un cigarrillo, odiarte por olvidarme cuando más te he necesitado, odiarte por ser un alma atada a sus garabatos.
Ojalá pudiese odiarte por todas esas cosas que al mismo tiempo me hacen quererte
Queda mucho de ti en mí; esas miradas de cómplices primerizos, los nudos de garganta y el temblor de nuestras voces casi a oscuras. (entre otras cosas)
Te escribo con la esperanza de que algo se active dentro de ti y te haga reaccionar de una vez por todas,y que abras los ojos y dejes atrás tu papel de espectador en esta historia.
El tiempo se agota, las agujas del reloj se mueven solas.
Ah, otra cosa, un último favor: deja de hacer trucos, y enséñame la magia.
PD: Te quiero, Nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario