Estoy sumida en un círculo vicioso que gira en torno a ti: tal y como empecé sigo.
Te has quedado clavado y no hay forma de sacarte, y las noches, las noches no son noches ...
Ni siquiera las copas, los chupitos, los cubatas, los minis, los tragos a palo seco, ni siquiera eso hace que tu nombre desaparezca de mi memoria. Está claro que no me esfuerzo en ello. Irónico que mientras tanto, otros intentan seducirme con mensajes, se dejan la piel por desfilar en mi cama, se parten los huevos por un mínimo roce de mejillas. Y al final, se cansan de mis negativas, y yo también me canso. Otros besos no me llenan, no me ilusiona el roce de vaqueros, los botones rotos, o las caricias a medias.
Ya no quiero sexo sin amor, ya no quiero amor sin sexo.
Existen esos días en los que te apetece mandarlo todo a la mierda, romper los esquemas, pasar de todo, y a la mierda el qué dirán. Y al rato, la conciencia, y esa válvula que bombea sangre a toda prisa, que te dice que no, que no llegues tan lejos, que frenes, que sientas, y de repente todo frío.
Se produce un impacto que te deja inmóvil, paralizada, helada, y parece que esa válvula ya no bombea sangre. "QUE SIENTAS" grita mi conciencia. Joder, qué difícil me lo pone. Qué difícil sentir por la persona "incorrecta" y no sentir por la que se supone que es la indicada, coño, para qué mentirnos, si fuese la indicada sentiría.
Puede que no esté acostumbrada a perder(te)
martes, 30 de septiembre de 2014
lunes, 29 de septiembre de 2014
"Running down to the riptide"
Muchas veces nos centramos tanto en algo que no vemos lo que tenemos alrededor.
El ser humano es terco por naturaleza, nos encaprichamos con algo y descartamos el explorar otras posibilidades hasta que nos damos cuenta de que hemos cometido un error, pero ojo, eso nos hace aprender. Aprender de nuestras propias experiencias que al fin y al cabo es como mejor se aprende, de uno mismo.
Esas veces, te esfuerzas tanto por conseguir algo que te olvidas de lo más importante: lo haces porque quieres, porque te gusta, pero estás tan ocupado equivocándote y presionándote que eso se te olvida.
Entonces, cómo no, aparecen las maravillosas segundas oportunidades, están ahí para recordarte que hay más salidas, más posibilidades, están para decirte que abras los ojos, para ofrecerte la posibilidad de emendar tus errores. Llegados a este punto, está claro que has aprendido, revisas mentalmente lo que quieres, sin presiones, con alegría, y piensas, que la vida no se basa en calcularlo todo, que de esta forma acabas no disfrutando la vida. Realmente abres los ojos, y ves más allá de tus prioridades, intentas no cometer los mismos errores. A veces, lo mejor es simplemente improvisar sobre la marcha, vivir, dejar que las cosas sucedan, ponerle ganas e intención, pero por supuesto sin presiones.
Con esto quiero recalcar que si después de una o dos oportunidades, siempre hay una tercera, una cuarta, una quinta... no hay que desaprovecharlas, pero tampoco hay que tirar la toalla cuando las cosas salen mal.En ocasiones, la vida se nos presenta difícil, creemos que no tenemos suerte, que el color que predomina en nuestros días es el gris, y no nos damos cuenta de que quizá tenía que ser así, quizá la vida me está poniendo a prueba, y no pienso abandonar, el abandono es de cobardes. Mi abuela siempre dice que "el que algo quiere, algo le cuesta" y razón no le falta. Si realmente quieres conseguir algo, ve a por ello, a contracorriente, sólo esfuérzate por conseguirlo y disfruta del proceso, al final recibirás tu recompensa.
No ganar y rendirse es perder, no ganar y seguir adelante, es ganar.
El ser humano es terco por naturaleza, nos encaprichamos con algo y descartamos el explorar otras posibilidades hasta que nos damos cuenta de que hemos cometido un error, pero ojo, eso nos hace aprender. Aprender de nuestras propias experiencias que al fin y al cabo es como mejor se aprende, de uno mismo.
Esas veces, te esfuerzas tanto por conseguir algo que te olvidas de lo más importante: lo haces porque quieres, porque te gusta, pero estás tan ocupado equivocándote y presionándote que eso se te olvida.
Entonces, cómo no, aparecen las maravillosas segundas oportunidades, están ahí para recordarte que hay más salidas, más posibilidades, están para decirte que abras los ojos, para ofrecerte la posibilidad de emendar tus errores. Llegados a este punto, está claro que has aprendido, revisas mentalmente lo que quieres, sin presiones, con alegría, y piensas, que la vida no se basa en calcularlo todo, que de esta forma acabas no disfrutando la vida. Realmente abres los ojos, y ves más allá de tus prioridades, intentas no cometer los mismos errores. A veces, lo mejor es simplemente improvisar sobre la marcha, vivir, dejar que las cosas sucedan, ponerle ganas e intención, pero por supuesto sin presiones.
Con esto quiero recalcar que si después de una o dos oportunidades, siempre hay una tercera, una cuarta, una quinta... no hay que desaprovecharlas, pero tampoco hay que tirar la toalla cuando las cosas salen mal.En ocasiones, la vida se nos presenta difícil, creemos que no tenemos suerte, que el color que predomina en nuestros días es el gris, y no nos damos cuenta de que quizá tenía que ser así, quizá la vida me está poniendo a prueba, y no pienso abandonar, el abandono es de cobardes. Mi abuela siempre dice que "el que algo quiere, algo le cuesta" y razón no le falta. Si realmente quieres conseguir algo, ve a por ello, a contracorriente, sólo esfuérzate por conseguirlo y disfruta del proceso, al final recibirás tu recompensa.
No ganar y rendirse es perder, no ganar y seguir adelante, es ganar.
domingo, 28 de septiembre de 2014
¿Almas gemelas? ¿Medias naranjas? : Personalidad independiente
Desde pequeños nos enseñan a depender de alguien.
Desde que escuchamos por primera vez un cuento en el que la princesa siempre encuentra el príncipe al final de la historia, "y viven felices y comen perdices", nos enseñan que lo que nos va a hacer felices es encontrar un príncipe azul. Lo que no nos cuentan es que ese príncipe azul no existe.
Nos hacen creer que tenemos un alma gemela y que hasta que no lo encontremos no seremos felices, intentan imponernos eso como meta de vida. Pretenden que pensemos que somos la mitad de algo, y que necesitamos de otra mitad para estar completos, que sin esa mitad nos falta algo, y que así jamás llegaremos a ser felices o a llevar una vida plena; Es decir:
Se supone que tengo que encontrar a esa alma gemela, a la que le gusten las mismas cosas que a mí, con la que compartir momentos para el resto de mi vida, y yo digo : Si realmente encontrara ese alma gemela acabaría aburrida a los dos minutos. ¿Para qué quiero una persona como yo? ¿Es que acaso no tengo suficiente con aguantarme a mí misma para el resto de mi vida, que encima tengo que cargar con otro como yo y fingir que somos una de esas familias felices que salen en los anuncios o en las fotos de los libros de inglés?
La segunda suposición es encontrar a tu media naranja, la cual tiene dos puntos de vista:
O bien uno similar al anterior: tu media naranja o alma gemela con la que ser feliz siempre, o bien tiene la versión de : es la parte que te complementa, los polos opuestos se atraen bla, bla bla.
¿Osea que necesito de otra persona para estar completa? ¿Con eso qué quieren decirnos? ¿Que si no encontramos una persona que nos complemente y afín a nosotros nos falta algo? ¿No podemos ser felices a nuestra manera? ¿somos realmente incapaces de llevar una vida plena y digna sin aquella persona que complete la supuesta parte que falta?
A la mierda los esquemas sociales. Así.
Creo fielmente que cada persona es libre de escoger cómo vivir su vida, creo que voy a empezar a escribir nuevas historias que contarle a las futuras generaciones, a mis hijos, si es que YO decido tenerlos.
Creo, que mi felicidad no depende de nadie más que de mí misma, y que si alguna vez os habéis planteado la típica cuestión de : "no puedo vivir sin ella", creedme, estáis equivocados. Tu estado de ánimo, tus ganas de hacer las cosas, y tu forma de hacerlas, sólo depende de la forma con la que te tomes la vida, tu vida. Tus decisiones de hoy determinan el camino del mañana, por ello, tú eres dueño de tu propio destino, y no necesitas a nadie para sentirte satisfecho en ningún ámbito. Creo que eres libre de decidir si quieres compartir tu vida con alguien, y hasta qué punto quieres compartirla, pero sobre todo, creo que eres totalmente libre de escoger, independientemente de lo que la sociedad imponga. La sociedad, somos nosotros, y nosotros podemos cambiarla.
Desde que escuchamos por primera vez un cuento en el que la princesa siempre encuentra el príncipe al final de la historia, "y viven felices y comen perdices", nos enseñan que lo que nos va a hacer felices es encontrar un príncipe azul. Lo que no nos cuentan es que ese príncipe azul no existe.
Nos hacen creer que tenemos un alma gemela y que hasta que no lo encontremos no seremos felices, intentan imponernos eso como meta de vida. Pretenden que pensemos que somos la mitad de algo, y que necesitamos de otra mitad para estar completos, que sin esa mitad nos falta algo, y que así jamás llegaremos a ser felices o a llevar una vida plena; Es decir:
Se supone que tengo que encontrar a esa alma gemela, a la que le gusten las mismas cosas que a mí, con la que compartir momentos para el resto de mi vida, y yo digo : Si realmente encontrara ese alma gemela acabaría aburrida a los dos minutos. ¿Para qué quiero una persona como yo? ¿Es que acaso no tengo suficiente con aguantarme a mí misma para el resto de mi vida, que encima tengo que cargar con otro como yo y fingir que somos una de esas familias felices que salen en los anuncios o en las fotos de los libros de inglés?
La segunda suposición es encontrar a tu media naranja, la cual tiene dos puntos de vista:
O bien uno similar al anterior: tu media naranja o alma gemela con la que ser feliz siempre, o bien tiene la versión de : es la parte que te complementa, los polos opuestos se atraen bla, bla bla.
¿Osea que necesito de otra persona para estar completa? ¿Con eso qué quieren decirnos? ¿Que si no encontramos una persona que nos complemente y afín a nosotros nos falta algo? ¿No podemos ser felices a nuestra manera? ¿somos realmente incapaces de llevar una vida plena y digna sin aquella persona que complete la supuesta parte que falta?
A la mierda los esquemas sociales. Así.
Creo fielmente que cada persona es libre de escoger cómo vivir su vida, creo que voy a empezar a escribir nuevas historias que contarle a las futuras generaciones, a mis hijos, si es que YO decido tenerlos.
Creo, que mi felicidad no depende de nadie más que de mí misma, y que si alguna vez os habéis planteado la típica cuestión de : "no puedo vivir sin ella", creedme, estáis equivocados. Tu estado de ánimo, tus ganas de hacer las cosas, y tu forma de hacerlas, sólo depende de la forma con la que te tomes la vida, tu vida. Tus decisiones de hoy determinan el camino del mañana, por ello, tú eres dueño de tu propio destino, y no necesitas a nadie para sentirte satisfecho en ningún ámbito. Creo que eres libre de decidir si quieres compartir tu vida con alguien, y hasta qué punto quieres compartirla, pero sobre todo, creo que eres totalmente libre de escoger, independientemente de lo que la sociedad imponga. La sociedad, somos nosotros, y nosotros podemos cambiarla.
miércoles, 24 de septiembre de 2014
Se la mejor versión de ti mismo.
Suena irónico que la persona que apenas recuerdas del colegio llegue tan lejos. Es decir, suena irónico que la mayoría de estrellas de cine, escritores, pintores o en definitiva artistas, que llegan lejos hayan pasado desapercibidos a lo largo de su vida.
Suena muy irónico, que la mayoría de artistas escondan detrás un alma frustrada e incomprendida; eso es, incomprendida. Muchos artistas han sufrido acoso escolar, inadaptabilidad social, inconformismo, rebeldía...
El arte es el canal que muestra al mundo nuestros sentimientos de la manera más hermosa que somos capaces de transmitir. El arte es emoción, es aquello que busca una reacción en el público, el arte es eso que cala hondo en nosotros casi sin darnos cuenta.
Y como decía, suena irónico que tenga que definir a los artistas como inadaptados.
Me considero artista en proceso, pero como el arte es algo que se manifiesta desde la infancia, y que se va desarrollando en ti de manera inevitable, podéis llamarme inadaptada.
Sufrimos las críticas de la sociedad, somos apartados de las manadas de hormonas con patas simplemente por ser diferentes. Al principio llegas a pensar que eso está mal, con el tiempo te das cuenta de que lo que está mal, es seguir a la manada. Te das cuenta de que te apartan por ser diferente sí, pero que ser diferente es algo bueno, es algo grandioso diría yo. Te hace especial y único por hacer aquello que más amas, ¿y eso, acaso es malo? Ahora, miro atrás y realmente me arrepiento de cada lágrima que derramé por sentirme diferente, de cada vez que oculté mis gustos o aficiones por miedo al rechazo, me arrepiento de cada vez que busqué aprobación en miradas ajenas. Poco a poco, vas aprendiendo, y casi sin darte cuenta, te sale solo, te forjas tu personalidad, porque acabas mostrándote tal y como realmente eres, tal y como realmente te sientes, y te das cuenta de que la única aprobación que necesitas, es la tuya. Que la verdadera puerta hacia tu propia salvación es aceptarte a ti mismo, y que acabas gustando a la gente, por ser como eres, aunque eso te de igual. Acabas por diferenciar los amigos de los colegas, y tus lágrimas son por motivos diferentes.
La vida de un artista es mucho más difícil, sobre todo si pretendes vivir de tu arte.
Después de la infancia, y hasta incluso de la adolescencia, cuando empiezas a aceptarte y a aceptar lo que amas, buscas mostrarlo al mundo, y aparecen los sueños: tus sueños.
Esperas estudiar aquello que más te gusta, implantado por un sistema "educativo" que odia el arte, y una vez más te sientes parte de una lacra social que ese mismo sistema ha implantado, pero de manera diferente: aparece el inconformismo y la rebeldía. Te resignas a estudiar dentro de aquellas limitaciones sistemáticas y educativas aquello que amas, y esperas terminarlo, salir ahí fuera y comerte el mundo, y poco a poco, el mundo te va comiendo a ti.
Poco a poco ves cómo aquellos sueños y aspiraciones que te habías ido forjando se destruyen cada vez más en cada casting, cada prueba, cada " te llamaremos".
Ser artista no es un trabajo de carrera, ni un máster, ser artista es algo que crece día a día, ser artista es trabajar día a día por aquello que amas, y no rendirte nunca, nunca. Ser artista es ser constante, insistente y soñador, ser artista es creer en ti, creer en lo que haces, y creer que si quieres, puedes conseguirlo.
Ser artista, es lo mejor que me ha podido pasar en la vida, y lo mejor que puedo ofrecer al mundo.
Suena muy irónico, que la mayoría de artistas escondan detrás un alma frustrada e incomprendida; eso es, incomprendida. Muchos artistas han sufrido acoso escolar, inadaptabilidad social, inconformismo, rebeldía...
El arte es el canal que muestra al mundo nuestros sentimientos de la manera más hermosa que somos capaces de transmitir. El arte es emoción, es aquello que busca una reacción en el público, el arte es eso que cala hondo en nosotros casi sin darnos cuenta.
Y como decía, suena irónico que tenga que definir a los artistas como inadaptados.
Me considero artista en proceso, pero como el arte es algo que se manifiesta desde la infancia, y que se va desarrollando en ti de manera inevitable, podéis llamarme inadaptada.
Sufrimos las críticas de la sociedad, somos apartados de las manadas de hormonas con patas simplemente por ser diferentes. Al principio llegas a pensar que eso está mal, con el tiempo te das cuenta de que lo que está mal, es seguir a la manada. Te das cuenta de que te apartan por ser diferente sí, pero que ser diferente es algo bueno, es algo grandioso diría yo. Te hace especial y único por hacer aquello que más amas, ¿y eso, acaso es malo? Ahora, miro atrás y realmente me arrepiento de cada lágrima que derramé por sentirme diferente, de cada vez que oculté mis gustos o aficiones por miedo al rechazo, me arrepiento de cada vez que busqué aprobación en miradas ajenas. Poco a poco, vas aprendiendo, y casi sin darte cuenta, te sale solo, te forjas tu personalidad, porque acabas mostrándote tal y como realmente eres, tal y como realmente te sientes, y te das cuenta de que la única aprobación que necesitas, es la tuya. Que la verdadera puerta hacia tu propia salvación es aceptarte a ti mismo, y que acabas gustando a la gente, por ser como eres, aunque eso te de igual. Acabas por diferenciar los amigos de los colegas, y tus lágrimas son por motivos diferentes.
La vida de un artista es mucho más difícil, sobre todo si pretendes vivir de tu arte.
Después de la infancia, y hasta incluso de la adolescencia, cuando empiezas a aceptarte y a aceptar lo que amas, buscas mostrarlo al mundo, y aparecen los sueños: tus sueños.
Esperas estudiar aquello que más te gusta, implantado por un sistema "educativo" que odia el arte, y una vez más te sientes parte de una lacra social que ese mismo sistema ha implantado, pero de manera diferente: aparece el inconformismo y la rebeldía. Te resignas a estudiar dentro de aquellas limitaciones sistemáticas y educativas aquello que amas, y esperas terminarlo, salir ahí fuera y comerte el mundo, y poco a poco, el mundo te va comiendo a ti.
Poco a poco ves cómo aquellos sueños y aspiraciones que te habías ido forjando se destruyen cada vez más en cada casting, cada prueba, cada " te llamaremos".
Ser artista no es un trabajo de carrera, ni un máster, ser artista es algo que crece día a día, ser artista es trabajar día a día por aquello que amas, y no rendirte nunca, nunca. Ser artista es ser constante, insistente y soñador, ser artista es creer en ti, creer en lo que haces, y creer que si quieres, puedes conseguirlo.
Ser artista, es lo mejor que me ha podido pasar en la vida, y lo mejor que puedo ofrecer al mundo.
martes, 23 de septiembre de 2014
Si te cortan las alas, no pueden pretender que vueles. Si me corto las alas, nadie me pedirá volar.
¿Acaso nunca te has sentido así?
Nunca has estado tumbado en el suelo, encogido, ahogándote en tus propias lágrimas, muriéndote de frío, aunque, buscas eso: el frío. Buscas congelar el tiempo, o congelarte tú. Miras el techo intentando no pensar, no sentir, no existir, no vivir. Me duele la vida, y me duele vivirla.
Y mientras estás ahí, tumbado, abrazando al suelo, temblando (por fuera y por dentro) sientes una mínima esperanza y anhelo de que llegue alguien y te abrace. Sólo un abrazo, sin por qués o cómos. Solo necesitas saber que no estás solo. Entonces empiezas a pensar, a echar de menos de más, a tararear canciones estúpidas con tal de no escuchar la voz de tu cabeza, las voces de fuera.
Últimamente este proceso se repite mucho.
Sólo quería reflejar cómo me siento, en mi pequeño rincón, donde nadie lee, nadie juzga y nadie siente compasión. Sólo quería sentir que alguien me escucha, o me lee.
Sólo quiero explicar que ahora nada es fácil, que ahora nada está bien, que me entran ganas de mandarlo todo a la mierda y no sentirme más así, que mis vómitos de palabras cada vez son más difíciles de controlar, que mis oídos están cansados de escuchar, y mis ojos de ver, que quizá me estoy rindiendo ante todo, o quizá, me estoy rindiendo ante mí.
Nunca has estado tumbado en el suelo, encogido, ahogándote en tus propias lágrimas, muriéndote de frío, aunque, buscas eso: el frío. Buscas congelar el tiempo, o congelarte tú. Miras el techo intentando no pensar, no sentir, no existir, no vivir. Me duele la vida, y me duele vivirla.
Y mientras estás ahí, tumbado, abrazando al suelo, temblando (por fuera y por dentro) sientes una mínima esperanza y anhelo de que llegue alguien y te abrace. Sólo un abrazo, sin por qués o cómos. Solo necesitas saber que no estás solo. Entonces empiezas a pensar, a echar de menos de más, a tararear canciones estúpidas con tal de no escuchar la voz de tu cabeza, las voces de fuera.
Últimamente este proceso se repite mucho.
Sólo quería reflejar cómo me siento, en mi pequeño rincón, donde nadie lee, nadie juzga y nadie siente compasión. Sólo quería sentir que alguien me escucha, o me lee.
Sólo quiero explicar que ahora nada es fácil, que ahora nada está bien, que me entran ganas de mandarlo todo a la mierda y no sentirme más así, que mis vómitos de palabras cada vez son más difíciles de controlar, que mis oídos están cansados de escuchar, y mis ojos de ver, que quizá me estoy rindiendo ante todo, o quizá, me estoy rindiendo ante mí.
domingo, 21 de septiembre de 2014
Mojándote porque está lloviendo, pero, qué más da.
¿Alguna vez habéis sentido que vuestras vidas se dividen en partes?
Es decir: está la vida en familia, la vida con los amigos, la vida en pareja, la vida laboral...
Ya sabéis: es como pasar la tarde del domingo entre amigos, inmortalizando todos y cada uno de los momentos, guardando bien dentro cada risa y cada broma, y recordarlo mientras vuelves a casa, ya de noche, y mojándote porque está lloviendo, pero, qué más da, si acabas de pasar una tarde de la hostia, si te has olvidado de todas tus mierdas, de todas tus heridas y de tus cicatrices, y la lluvia es sólo un accidente que hace que lo veas todo más romántico si cabe. Y después sabes que al día siguiente cada uno volverá a su rutina, a su día a día, que cada uno seguirá con sus vidas paralelas sin remedio, deseando que llegue el fin de semana para volver al principio.
Que mientras estás maquillándote para salir de casa otro está en el metro, al mismo tiempo que suena el despertador de otro, y así. Y no puedes evitar preguntarte qué estarán haciendo en ese momento, si se les pasa por la cabeza lo mismo que a ti, si también se lo están preguntando en ese preciso instante.
Y entonces estás deseando que sea viernes, pasan los días, las semanas, los meses, los años, y pasa la vida. Y te pasas la vida deseando aquello que tan lento llega y tan rápido se va.
Sólo quiero una bonita rutina, una rutina compartida.
miércoles, 17 de septiembre de 2014
Cell Block Tango- Velma (Chicago)
"Mi hermana Verónica y yo teníamos un espectáculo juntas, y mi marido Charlie viajaba siempre con nosotras. En el último número hacíamos 20 acrobacias: uno, dos, tres, cuatro, mortal hacia delante, mortal hacia detrás... una detrás de otra.
Aquella noche estábamos en Cicero, en la habitación del hotel, bebiendo y riendo, pero nos quedamos sin hielo, así que fui a por él.
Cuando vuelvo, abro la puerta... y estaban los dos: Verónica y Charlie, haciendo el número 17, el salto del tigre.
Entré en tal estado de shock que me quedé en blanco, y no recuerdo absolutamente nada.
No fue hasta más tarde, cuando estaba lavándome la sangre de las manos que supe que los dos estaban muertos"
Aquella noche estábamos en Cicero, en la habitación del hotel, bebiendo y riendo, pero nos quedamos sin hielo, así que fui a por él.
Cuando vuelvo, abro la puerta... y estaban los dos: Verónica y Charlie, haciendo el número 17, el salto del tigre.
Entré en tal estado de shock que me quedé en blanco, y no recuerdo absolutamente nada.
No fue hasta más tarde, cuando estaba lavándome la sangre de las manos que supe que los dos estaban muertos"
viernes, 12 de septiembre de 2014
Querido Nadie:
Querido nadie:
Te escribo sin mencionarte con la esperanza de que deduzcas que mis palabras son como flechas que apuntan con intención de hacer diana en tu pecho.
Te escribo para decirte aquello que por orgullo, dignidad o vergüenza no me atreví a decirte nunca.
Ya me he pedido perdón a mí misma por no darte ese beso, ahora perdóname tú, aunque creo que ya tengo suficiente condena.
No tener noticias tuyas me está consumiendo, y si cometí algún error fue sin duda callarme todo lo que llevaba dentro, una vez más, lo siento.
Ojalá pudiese odiarte de la forma en que mi cabeza me pide, odiarte por esfumarte como el humo de un cigarrillo, odiarte por olvidarme cuando más te he necesitado, odiarte por ser un alma atada a sus garabatos.
Ojalá pudiese odiarte por todas esas cosas que al mismo tiempo me hacen quererte
Queda mucho de ti en mí; esas miradas de cómplices primerizos, los nudos de garganta y el temblor de nuestras voces casi a oscuras. (entre otras cosas)
Te escribo con la esperanza de que algo se active dentro de ti y te haga reaccionar de una vez por todas,y que abras los ojos y dejes atrás tu papel de espectador en esta historia.
El tiempo se agota, las agujas del reloj se mueven solas.
Ah, otra cosa, un último favor: deja de hacer trucos, y enséñame la magia.
PD: Te quiero, Nadie.
"Haz algo"
Hoy mi vida ha cambiado. Lo que se supone que tenía que pasar ha decidido dar un giro de 360º dejando mi futuro en manos de la suerte. Hoy, no tenía ganas de pensar. Me apetecía ver una película de esas que dejan sabor amargo, pero que gustan, como el café. Vi una de esas que me recomendaste, y después otra. Eran tus películas, fueron nuestras y ahora, son sólo mías.
Estoy harta de escuchar "haz algo".
A veces pienso que no puede ser, que no puede acabar aquí, que después de todo nos merecemos una recompensa, que tantas oportunidades fallidas no han sido en vano. Esas veces, pienso en que te miraré burlona y me responderás con tu habitual sonrisa de idiota, y toda yo me lleno de esperanza.
Otras veces, oigo una voz en mi interior que me dice que está todo perdido, que este es el final, que se acabó eso de malgastar oportunidades, que cada uno va a tomar un camino paralelo al del otro, y no volveremos a vernos nunca más.
No me salen palabras bonitas, ni palabras dignas de ser escritas para expresar como me siento respecto a todo. Las cosas no me van nada bien en ningún ámbito, y lo que más me duele es lo de siempre, ya sabéis. El lado izquierdo del pecho es un egocéntrico.
No sé si habéis tenido la sensación de querer dormir por mil años, o tumbarte en el suelo mirando al techo y no pensar, no pensar...
No sé si habéis tenido ganas de simplemente no existir, de parar el tiempo, o parar la vida.
Ya os he dicho que no me salen palabras bonitas...
Tenía ganas de gritar que te quiero.
Sólo eso.
Estoy harta de escuchar "haz algo".
A veces pienso que no puede ser, que no puede acabar aquí, que después de todo nos merecemos una recompensa, que tantas oportunidades fallidas no han sido en vano. Esas veces, pienso en que te miraré burlona y me responderás con tu habitual sonrisa de idiota, y toda yo me lleno de esperanza.
Otras veces, oigo una voz en mi interior que me dice que está todo perdido, que este es el final, que se acabó eso de malgastar oportunidades, que cada uno va a tomar un camino paralelo al del otro, y no volveremos a vernos nunca más.
No me salen palabras bonitas, ni palabras dignas de ser escritas para expresar como me siento respecto a todo. Las cosas no me van nada bien en ningún ámbito, y lo que más me duele es lo de siempre, ya sabéis. El lado izquierdo del pecho es un egocéntrico.
No sé si habéis tenido la sensación de querer dormir por mil años, o tumbarte en el suelo mirando al techo y no pensar, no pensar...
No sé si habéis tenido ganas de simplemente no existir, de parar el tiempo, o parar la vida.
Ya os he dicho que no me salen palabras bonitas...
Tenía ganas de gritar que te quiero.
Sólo eso.
domingo, 7 de septiembre de 2014
(Quiéreme, aunque sea entre paréntesis)
Te escribo de madrugada, cuando te pienso.
La luna es mejor psicóloga de lo que pensáis.
Me culpo a oscuras, lloro en silencio; la primera vez te fuiste, la segunda te dejé ir, y quizá no me lo perdone nunca porque la vida da segundas oportunidades, pero no terceras, no supe aprovecharte, y mi orgullo, (ese que ahora mismo me trago y que, juro, sabe amargo) me la jugó, como si de cartas de póker se tratase lo nuestro, cómo si toda mi vida fuese un juego en el que tienes que apostarlo todo, y por miedo a perder, acabas no apostando.
Quizá soy mediocre y cobarde, quizá no supe quererte pero, te quise, a mi manera claro, pero te quise.
Quizá fue un sentimiento profundo y momentáneo, quizá fue tan intenso que acabó siendo efímero, pero te aseguro que fue real. Real como tú y yo, no fuimos tan imaginarios como en mi cabeza, no andábamos tan desencaminados de aquello que llaman amor.
Al final todo queda en premisas absurdas, y yo quedo igual que en cada carta indirecta que te escribo, igual que empiezo, termino: pensando en ti, sin respuestas, sin alivio y por supuesto, sin sentido.
(Quiéreme, aunque sea entre paréntesis)
La luna es mejor psicóloga de lo que pensáis.
Me culpo a oscuras, lloro en silencio; la primera vez te fuiste, la segunda te dejé ir, y quizá no me lo perdone nunca porque la vida da segundas oportunidades, pero no terceras, no supe aprovecharte, y mi orgullo, (ese que ahora mismo me trago y que, juro, sabe amargo) me la jugó, como si de cartas de póker se tratase lo nuestro, cómo si toda mi vida fuese un juego en el que tienes que apostarlo todo, y por miedo a perder, acabas no apostando.
Quizá soy mediocre y cobarde, quizá no supe quererte pero, te quise, a mi manera claro, pero te quise.
Quizá fue un sentimiento profundo y momentáneo, quizá fue tan intenso que acabó siendo efímero, pero te aseguro que fue real. Real como tú y yo, no fuimos tan imaginarios como en mi cabeza, no andábamos tan desencaminados de aquello que llaman amor.
Al final todo queda en premisas absurdas, y yo quedo igual que en cada carta indirecta que te escribo, igual que empiezo, termino: pensando en ti, sin respuestas, sin alivio y por supuesto, sin sentido.
(Quiéreme, aunque sea entre paréntesis)
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)