miércoles, 26 de noviembre de 2014

La media rozó el clavo, y no se quisieron separar nunca más.

Siempre tuve la mala costumbre de dejar que se me rompieran las medias; carreas, hilos que se escapan, agujeros inesperados... Siempre me dio pena tirarlas, y acabé formando una colección de roturas inacabada. Una vez que están rotas, no sirven. No quedan bonitas y en cualquier caso, es imposible coserlas sin hacer un destrozo mayor. Algunas medias son tan transparentes y finas que a veces cuesta diferenciar si alguien las lleva puestas. No llaman mucho la atención pero están ahí. Embellecen tu piel, te protejen del frío, pero son muy frágiles. No nos preocupamos si una media se enamora de un clavo y por temor a ser separados se abrazan tan fuerte, que la media acaba rompiéndose. O si se pelea con una cremallera y juegan al pilla-pilla, y la media acaba rompiéndose. En fin, una media rota, es un caso perdido.
Y a estas horas de la noche, os preguntaréis, qué hago hablando de medias, si me he cenado un tripi o quizá si el sueño me afecta. No sé, simbolismos, garabatos, metáforas...
Qué sensual es que te bajen las medias y te desabrochen uno a uno los botones de la blusa, mientras luchas con las cremalleras y desfilas en camas ajenas. Qué poético e idealizado está el sexo. Y el mundo. Nos hemos llevado hacia extremos inalcanzables, y claro, así todo nos parece insuficiente.
Nos fijamos metas que abandonamos a mitad de carrera, porque pasan otras cosas, o porque pasa la vida. Pero oye, me encanta el drama, lo poético, lo imposible, lo idealizado,  me encantan las ganas de más que me hacen seguir intentándolo. Ese gustito de insuficiencia no está mal, os lo recomiendo.
Madrid puede ser sólo Madrid, sí. Pero también puede ser la ciudad de las frases en la carretera, la de las puestas de sol en los tejados, la del cruce de historias y de caminos en cada semáforo. Tú puedes ser simplemente tú. O puedes ser esa persona que cambie el mundo a su manera, con un par  de medias rotas y usadas, con un par de medias recién compradas.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Amor a ratos.

Hoy me pregunto si es posible echar de menos algo que nunca he tenido.
Quizá sería mejor decir que lo anhelo. Sí, quiero eso. Quiero emociones de verdad, sentimientos nuevos. Me hace falta sorprenderme, una casualidad mágica, una fantasía real. Necesito sentir que la magia existe y que está en las personas. Que aún quedan románticos, poetas frustrados, almas perdidas y corazones rotos, pero no dolidos. Necesito comprobar que el amor no es un mito ni un cuento de niños, que existen rincones de Madrid esperando a ser descubiertos, y que de repente ocurra, de forma inesperada, un imprevisto casual, un capricho del destino.
Me encanta que me pasen cosas, y sé que eso es muy subjetivo, que abarca un campo extenso, pero en general me encanta que me pasen cosas (buenas).
A veces sólo me doy cuenta yo y quedan como secretos interiores que me hacen sonreír por dentro, otras veces los comparto si se tercia.
No sé, la gente siempre trata de explicar con palabras qué se siente al estar enamorado, algunos dicen que el amor es algo que se va construyendo, otros dicen que cuando lo estás lo sabes, pero yo, sinceramente no tengo ni idea. No me atrevería a decir que he estado enamorada porque no he sentido nunca algo tan intenso y profundo, tan incondicional. Yo siempre pongo pegas. Me las pongo a mí misma, a la situación, o simplemente no me aclaro. Yo puedo decir que he estado enamorada a ratos, eso sí. A veces ocurre que estas con una persona y en ese momento sientes que por nada del mundo querrías estar en otra parte, que pararías el tiempo en ese instante porque, justo ese momento es perfecto. Seguro que sabéis de lo que hablo. El amor a ratos es genial, aunque a veces no tanto. Yo siempre he acabado haciendo daño a la gente que quería, y por supuesto, hay muchas maneras de querer. Ya se sabe, lo del amor a ratos no todo el mundo lo entiende, y yo entiendo que no lo entiendan. Pero en general, no puedo decir que haya estado enamorada, día y noche, con pros y contras, eso no. He sentido, soy muy pasional, siento todo demasiado, dramatizo las situaciones, lo llevo todo al extremo, pero creo que mis teorías de los "a ratos" son geniales. Soy feliz a ratos, soy desdichada a ratos, amo a ratos, odio a ratos. Supongo que pienso que hay un sentimiento para cada momento y que no por ello deja de ser cierto. No dejéis de tomarme en serio por esto, o sí, la verdad, no sé qué deciros, la vida no está para tomarsela en serio, si no, menudo drama.
Puedo hablaros de los besos, hay muchos tipos de besos : piquitos, besos pasionales, besos de tornillo, besos fugaces, besos de despedida, besos de reencuentro, besos de despecho, besos de desesperación, besos sin amor, besos con amor... Desde mi experiencia, los besos con amor, ganan.
¿No créeis? Es una sensación tan increíble, mariposas, abejas, gusanos, llamadlo x, es una sensación alucinante.
También puedo hablaros de sexo, hay gran variedad: sexo "manual", sexo oral, sexo anal, sexo tántrico,sexo fugaz, sexo pasional, sexo sin amor, sexo con amor...
He tenido amor sin sexo, y sexo sin amor, y qué triste sería no probarlo todo junto, ¿verdad?
Puede que algunas cosas estén bien a secas. pero a veces echamos en falta ese algo que nos haga salir de la rutina, que nos haga sentir especiales, ilusionados. A mí me encanta ilusionarme. Si algo nuevo aparece en mi vida me ilusiono de tal manera que cuando deja de ser novedad, la ilusión la pierdo también y como consecuente me pierdo yo misma. No hay nada mejor que la ilusión del principiante.
Y vosotros, ¿qué buscáis? ¿qué queréis encontrar?

lunes, 10 de noviembre de 2014

Escribir o morir.

¿Por qué reprimirme en altas horas de la noche?
Hoy me siento igual que siempre, y al mismo tiempo diferente. Sí, supongo que siempre fui diferente, y siempre luché por cambiarlo, por cambiar. Pero ahora más que nunca me siento diferente, un bicho raro de este mundo. Diferente a los demás con sus rutinas, sus metas, sus quehaceres, su cotidianidad. No os hacéis a la idea de lo difícil que es ver cómo todos avanzan mientras tú estás parada en seco. Tenerlo todo planeado y organizado mentalmente, aquello por lo que llevas luchando desde que eras una niña, eso que siempre tuviste claro, y me enorgullece decirlo: he dudado de todo, de todos, he dudado de mí, pero jamás dudé sobre mis sueños, y sin embargo ahora los veo tan lejanos...
Lo veo difícil, más aún, y no sé si soy yo la que se complica o es que realmente es así.
No sé si el destino me ha hecho verme en esta situación para valorar algo, para abrir los ojos, o para hacerme más fuerte. Pero por favor, necesito urgentemente una señal. Algo que me dé pistas, ilusión o respuestas. Creo que eso es lo que me falta, por qués. Por qués de todo.
Estoy vacía. Atrapada en un reloj de arena que cae demasiado despacio. Todos los días me propongo algo nuevo, y al despertar me veo sin fuerzas para lograrlo. ¿Para qué? me digo a mí misma, si al final no consigues nada, si al final algo o alguien te la juega.
Joder, mi vida está patas arriba, y eso que no estoy segura de que alguna vez estuviera ordenada, pero ahora está completamente del revés. Este cruce de caminos me está matando, y ahora más que nunca me siento una espectadora de mi propia historia, o de la de los demás.
Supongo que siempre hubo orden dentro de mi caos, y ahora que me veo a solas con él, se hace todo más duro. Verme a solas conmigo misma cada día y a cada minuto me hace odiarme el doble.
Mi yo del espejo se burla de mí diciendo que estoy podrida por dentro, y mis ojeras lo secundan.
Tengo mis emociones a pie de página, mi cabeza en relatos antiguos, pero la que sigue aquí soy yo, y es algo que tengo que entender.
Que necesito ese motor que me active la memoria y me devuelva las ganas de pintarme los labios de rojo. Escribir o morir digo, porque a medida que voy escribiendo la fiera que habita dentro de mí se va amansando, y ojo, no es lo mismo que reprimirla. Sólo hay que saber cómo dominarla y cuándo sacarla. Tenemos algo que nadie más tiene, y que no todo el mundo entiende, que nos hace tan distintos como especiales, maravillosos, genios dentro de la materia. En el film "En busca de la felicidad" Will Smith le dice a su hijo : "No dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo sólo porque él no puede hacerlo". A veces la vida pesa, si aprendes a callar las voces que te dicen que no puedes, empezarás a escuchar las que te dicen que lo lograrás. Y yo, verso a verso voy llegando a mi cima. No te debo una explicación, sólo dejo pistas, y si tienes ese algo de lo que tanto hablo, ese algo que no todos tienen y no todos captan, no te hará falta preguntar para saber de qué hablo. Cuál es mi sueño, y cuál es mi secreto. Pero por si acaso se me olvida, volveré a leer este texto. Seguramente llore al principio, porque sí, lo he hecho, como tantas muchas veces, pero, seguramente, al terminar de leerlo, acabe sonriendo. ¿ No es ese el verdadero sentido de la vida?

Una vez más un puente suicida viene a rescatarme.

Un puente suicida, hoy más que nunca.
Lo cruzas, hipnotizada por las luces que iluminan Madrid de fondo, eres un espectador de tan romántica estampa. Apenas se escucha el ruido de los coches mezclado con mi respiración, cada vez más acelerada. Hay un vacío en las calles, y otro en mi alma rota, rajada, usada.
Hace frío, pero es éste la verdadera esencia del puente suicida, y de todo lo que eso conlleva.
Muchas veces, no existe un motivo para cruzarlo, simplemente hay algo en ti que te lo pide, y tú le haces caso a esa voz interior: paseas, piensas, lloras, gritas, cantas, y todo te da igual una vez que lo has cruzado. Piso letras, palabras, frases, pisas recuerdos, momentos amargos y dulces van quedando tras mis pasos. Miro al suelo, miro al cielo, ¿qué cojones estoy haciendo?
El frío solemne me acecha como un depredador a punto de atacar a su presa, y me encuentro en medio de un mar que brota repentinamente de mis ojos.
Pienso qué siento para estar ahí, así, y soy incapaz de responderme. No lo entiendo, no me entiendo.

martes, 4 de noviembre de 2014

¿Y las piezas que me faltan?

Soy una persona muy inestable (más de lo que me gustaría) sobre todo emocionalmente.
Nunca tengo las cosas claras, y tan pronto te odio como te quiero, tan pronto río como lloro.
La otra noche sin ir más lejos, me pasó una cosa muy curiosa: estaba en mitad de un drama emocional que básicamente yo me había montado y en vez de sentirme culpable,triste, arrepentida o confusa, me entró un escandaloso ataque de risa a las 2:30 de la madrugada. Sí, sí. Pero tan pronto como me estaba riendo, la risa se mezcló con un espantoso llanto compuesto de alaridos y quejidos desagradables para el oído humano, y después simplemente me quedé sentada en la cama, en mitad de la penumbra y totalmente enmudecida. ¿Alguien puede darme una explicación coherente?
Hoy he visto dos llamadas tuyas, y en vez de frustrarme por no haberlas atendido a tiempo, casi podría decir que me he alegrado, es decir: sí, te echo de menos, me mata no saber nada de ti y moriría en este mismo instante por un abrazo tuyo, pero te odio profundamente por todo lo anterior, porque mientras que yo estoy aquí intentando sobrevivir a las circunstancias que se me presentan tú estás viviendo completamente ajeno a todo, completamente ajeno a mí, y pondría la mano en el fuego a que no te preocupa . A veces me odio por ser así, y a veces incluso te culpo de que yo sea así.
Quizá me he ido volviendo emocionalmente inestable a  medida que me iban sucediendo cosas, y en eso has tenido mucho que ver. 
Has sido el hombre por el que más he llorado, y quizá por eso mismo soy incapaz de tener una relación medianamente estable; ni siquiera he sido capaz de tenerla contigo. Si hasta tú me has fallado, si hasta yo misma me he fallado.
¿Por qué aún no tengo la suficiente confianza en mí misma de enfrentarme a ti? Quizá te conozco tanto como para saber tu respuesta, tu absurda reacción. O igual me asusta no saberla.
Te odio tanto como te quiero, no me asusta decirlo : un "fifty-fifty".
Me emociono igual al recordarnos cantando "heart of glass" en el coche que recordando las veces que me dejaste plantada con la maleta hecha. 
Y así me puedo definir perfectamente: soy una serie de momentos compuestos por sensaciones opuestas, altibajos emocionales, idas y venidas, preguntas sin respuesta.
Sólo soy un puzzle sin resolver.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Aráñame la espalda que el alma ya lo está.

Qué fácil perder la noción del tiempo, perderme en ti, perderme en mi; salir ganando.
No hay manera de volver, tú sola has llegado hasta aquí,
y si no sabes querer, al menos aprende a sufrir.
Subir la cima para acabar encima tuya.
Cómplices de un crimen con condena subjetiva: si me matas a besos, te encierro en mi cuarto.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Las cicatrices que no se ven, son las que más duelen.


Si no sé seguir, ni sé llorar, y no me sale reír, dime al menos que vas a estar ahí cuando yo caiga, cuando la vida golpee fuerte y me sienta tan sola que me entren ganas de morir, dime al menos que vas a estar ahí, abrazándome a tu manera, diciendo que todo irá bien aunque sea mentira.
Me paro a pensar, ahora, a oscuras en esta habitación, si este atisbo de mala suerte lo es en realidad; si mis pérdidas de este año han sido ganancias y mis ganancias, pérdidas.
Me pregunto si he aprendido lo que se supone que debía aprender, o si por el contrario he dado pasos en falso convirtiéndome en peor persona. Al menos hay algo que sé seguro : ya no soy esa chica.
He perdido la vergüenza, el orgullo, la dignidad, la virginidad, la consciencia, la noción, la sonrisa, he perdido personas, amigos, dinero, cosas. He perdido la cuenta.
Las dudas en mi cabeza son las mismas, si soy mejor o peor, si he madurado o simplemente soy más zorra. No lo sé, que alguien me lo diga. De momento os aseguro que estoy llena de cicatrices de cada batalla, de cada vez que he luchado por algo o por alguien, y lo admito, casi siempre en beneficio propio.
Supongo que la vida me está diciendo :" Eh, Tes, afloja, baja de la nube, no creas que por planear tu vida, va a salir todo como quieres, ni creas que todos van a seguir a tu lado sólo porque les quieres"
¿De qué me sirve aprender esto ahora? Si sólo veo cómo mis sueños se desvanecen a medida que me desmorono en un mar de lágrimas entre cuatro paredes rodeadas de poesía.
A veces hasta yo misma me sorprendo, me miro en el espejo y digo : ¿wow, en serio eres capaz de llegar hasta aquí? Y no me da vergüenza, ni arrepentimiento. Y eso me asusta. Nunca fuí afín a lo políticamente correcto, pero ¿cómo saber si estoy sobrepasando los límites morales? De hecho, ¿no se supone que esos límites me los pongo yo? Pues para saber cuáles son, tendré que sobrepasarlos.
Está bien eso de pensar en las consecuencias, la verdad, no es que yo lo haga habitualmente, pero lo que me asusta de todo esto de los límites es que antes de cruzarlos (o de no cruzarlos) me he parado a pensar en las consecuencias, y me han dado igual. He pensado: esto está mal visto, pero ¿está mal hecho? Esto lo critican, pero ¿a tí te gusta? Esto, no debes... pero ¿tú quieres?. Y sí, lo he hecho, me he sentido peor por lo que diría la gente que por lo que me diría yo.
Mis consecuencias conmigo misma no conllevan arrepentimiento, mis consecuencias con la sociedad, por el contrario, me producen cierto rechazo, y en los momentos de lucided  digo : joder, que les den, es tu vida, es tu cuerpo, es tu tiempo, es tu decisión, por qué ellos tienen que decirme : "te vas a arrepentir" . ¿Acaso me conocen mejor que yo misma?
Me arrepiento de ser una mentirosa. Sí, una mentirosa que no cuenta toda la verdad con tal de no escuchar sermones. Debería llevar una "M" cosida al pecho, como en la letra escarlata, pero en vez de "A" de adultera, "M" de mentirosa, lo de zorra es algo que lo luzco con orgullo. Hace poco escuché que una chica decía " soy una zorra muy zorra, y me encanta. Ser zorra es ir un paso más allá que la sociedad" Y¿ sabéis qué? que yo también soy una zorra muy zorra, y también me encanta.
Y puede que mis decisiones no sean las más acertadas, puede que me equivoque, y a los hechos me remito, pero de algo estoy segura: son MIS decisiones.