Mi cabeza está vacía de silencio.
Tu nombre está grabado en cada parte de mi cuerpo, tu recuerdo en cada rincón de mi memoria.
¿Se puede perder un sentimiento? ¿Existe el olvido?
Una parte de mi quiere creer que dejarás de doler, que el tiempo borrará las huellas de lo que un día no fuimos.
He pasado largas horas reinventando tus defectos, y me he dado cuenta de que es lo que más me gustaba de ti. Que nunca intenté cambiarte, que siempre fui indecisa, que siempre fui yo.
Fue tan intenso aquello que nunca fue, una acción inacabada, una ráfaga de vida.
Jugaste a las cartas por tu reina de corazones, y ese as en la manga hizo perder la magia de aquel truco que dejó de ser un juego con la primera lágrima.
Un abrazo tuyo nunca está de más, unas buenas noches en condiciones, como las de antes, como las de siempre, nuestras, tuyas y mías, y de nadie más.
Recuerda tus propias palabras, escúchate.
Si vuelves, que sea para quedarte.
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