Entonces, ¿qué hacemos?
¿Por qué no nos decimos la verdad?
Que no creemos en las despedidas y no las queremos.
No me gusta cerrar puertas por temor a que nadie pueda abrirlas de nuevo.
No me gusta pensar en el final de algo. De alguien.
Espera. Escúchate.
¿Qué quieres?
Hazlo.
Sin miedo, que cierres la puerta. Que bajes la persiana.
Escribo para que estés en mis letras y no en mí.
Escribo para que me leas.
Para sentirme más libre y más desnuda que nunca.
Si lo lees en voz alta parece aún más real.
Yo quiero quedarme.
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