Había gastado parte de su hermosa voz en gritos banales y llenos de dolor. Le faltaba el aliento, y sus ojos se veían ya cansados, gastados de tanta espera en vano.
Hacía tiempo que se había deshecho de los relojes, pues sólo le recordaban el tiempo que pasaba sin él. Y a sus ojeras, cansadas de largas noches siendo el paraje de sus lágrimas, no les importaba la luz del día, no necesitaban ocultarse tras aquellas gafas de sol de mercadillo de playa. Y a ella tampoco le importó mostrarse sin maquillaje, es más, lucía con orgullo sus cicatrices, aunque sus heridas más profundas se hallaban dentro, sin duda dejaron huella por fuera. Y aún así, juro que la vi guapa.
Nunca más volvió a mirarnos con brillo en los ojos, con color en las mejillas o las manos sudorosas. Toda esa magia primeriza quedaba tan atrás que incluso costaba recordarla.
Dejó de usar lencería de encaje las noches de sábado, y camina por ahí sin bragas y con ganas, muchas ganas.
Había pasado menos de un año, pero ella parecía mayor. Y no me refiero a que había crecido de altura, es ese otro tipo de crecimiento que no se ve a simple vista pero que se siente. Y yo la sentía mil veces más mayor que la última vez que tuvimos contacto visual, y entonces, inexplicablemente me invadió la nostalgia.
Lo había vivido todo de golpe, y me pregunté a mí mismo si por decisión propia. Me miró con una sonrisa irónica, como se mira a los niños cuando no terminan de entender algo, y como si me hubiera leído el pensamiento, me dijo : "Ya sabes la respuesta".
Y en el fondo la sabía, por mucho que quisiera evitar pensarlo.
Aún no sé cómo tuve valentía de decirla que había cambiado, que la veía diferente.
"Estoy bien, sólo estoy aprendiendo a vivir" me dijo.
Después escuché que alguien la vio llorar en el baño. Perdió la ilusión y la confianza, y éstas se llevaron consigo su esencia. Su dulzura de niña, su sensualidad de mujer.
Yo seguía sin creerme que la había visto. En tiempo real, era menos de un año, en tiempo de un corazón humano me había parecido una eternidad.
Continué dándole vueltas a todo aquello que acababa de pasar y recordé la última frase que salió de su boca "estoy aprendiendo a vivir".
Qué ilusa. La vida no es vida sin amor, y antes que aprender a vivir, hay que aprender a amar.
lunes, 19 de enero de 2015
jueves, 15 de enero de 2015
Felicidades canario de mi corazón.
Escribo esto en un cuaderno viejo un par de noches antes de pasarlo a limpio, cuando me llegan las ideas. Surgen frases como flechas, y sería una pena desperdiciarlas.
Sé que últimamente no hemos hablado mucho, ya casi no hablamos. Me siento culpable, y en cierto modo lo soy. Sabes que soy pasota, que tengo cosas que hacer y al final voy dejando pasar lo que realmente importa. Me conoces, cuando algo me preocupa o me hace daño, salgo corriendo. Huyo, lo evito, lo "dejo pasar" y en cierto modo que no hablemos está unido a ello, a mi miedo a sufrir. En el fondo esos 1642 kilómetros que nos separan me matan. Sé que si cierro los ojos y pienso en tí estarás conmigo, y de hecho siempre lo estás de una forma u otra porque, aunque no lo creas formas parte de mí. Confié en ti muchas veces, y tus palabras que venían de tan lejos me ayudaron más que las de los que tenía cerca. Por eso, porque siempre estuviste ahí cuando tenía un problema sin que yo te lo pidiera, estuviste para lo malo y también para lo bueno. Nunca te quejaste si te mandé una nota de voz borracha, y me echaste la bronca cuando pensaste que hacía las cosas mal. Por mi parte sé que alguna vez metí la pata, pero no quiero que olvides que estoy contigo, que cuando te sientas perdido, solo o incomprendido, siemre podrás hacer una llamada, un skype, escribir un whatsapp, que no me importará hacer el cerdito con tal de ver que te ríes. Eres una parte fundamental en mi vida, y quería recordártelo en este día tan especial. Sabes que me encantaría tirarte de las orejas y darte un gran abrazo, llegar a mi casa pensando " puto critian, me ha pegado su olor a colonia y ahora huelo a tío", pero sé que algún día podré hacerlo. De momento puedo mandarte todo mi amor, mi apoyo, mis besos y mis abrazos de forma virtual, pero oye, seguro que el lado izquierdo de tu pecho lo recibe.
Te quiero mucho Cristian, felices 18 mi amor.
PD: Tomate un copazo a mi salud, y ten cuidado.
Sé que últimamente no hemos hablado mucho, ya casi no hablamos. Me siento culpable, y en cierto modo lo soy. Sabes que soy pasota, que tengo cosas que hacer y al final voy dejando pasar lo que realmente importa. Me conoces, cuando algo me preocupa o me hace daño, salgo corriendo. Huyo, lo evito, lo "dejo pasar" y en cierto modo que no hablemos está unido a ello, a mi miedo a sufrir. En el fondo esos 1642 kilómetros que nos separan me matan. Sé que si cierro los ojos y pienso en tí estarás conmigo, y de hecho siempre lo estás de una forma u otra porque, aunque no lo creas formas parte de mí. Confié en ti muchas veces, y tus palabras que venían de tan lejos me ayudaron más que las de los que tenía cerca. Por eso, porque siempre estuviste ahí cuando tenía un problema sin que yo te lo pidiera, estuviste para lo malo y también para lo bueno. Nunca te quejaste si te mandé una nota de voz borracha, y me echaste la bronca cuando pensaste que hacía las cosas mal. Por mi parte sé que alguna vez metí la pata, pero no quiero que olvides que estoy contigo, que cuando te sientas perdido, solo o incomprendido, siemre podrás hacer una llamada, un skype, escribir un whatsapp, que no me importará hacer el cerdito con tal de ver que te ríes. Eres una parte fundamental en mi vida, y quería recordártelo en este día tan especial. Sabes que me encantaría tirarte de las orejas y darte un gran abrazo, llegar a mi casa pensando " puto critian, me ha pegado su olor a colonia y ahora huelo a tío", pero sé que algún día podré hacerlo. De momento puedo mandarte todo mi amor, mi apoyo, mis besos y mis abrazos de forma virtual, pero oye, seguro que el lado izquierdo de tu pecho lo recibe.
Te quiero mucho Cristian, felices 18 mi amor.
PD: Tomate un copazo a mi salud, y ten cuidado.
martes, 13 de enero de 2015
Escóndete, que el amor se asoma.
Probablemente no sepas nada de mí.
No sabes que me gustan los pitillos negros y ajustados, el pintalabios rojo, los tangas de encaje, los push-up, fumar cuando estoy deprimida, llorar a oscuras si algo sale mal, salir a "correr" para despejarme, gritar para liberar la rabia, poner voces raras para divertirme, bailar para ser yo misma, los selfies en el espejo, hacer listas , planear cosas, las baladas en inglés.
No sabes que mi película favorita es Amèlie, mi obra de teatro Eloísa está debajo de un almendro, mi color el azul caribe, mi flor el lilium, mi canción The A Team, mi actor Johnny Depp, mi comida las croquetas de la abuela, mi día del año nochevieja.
No sabes que odio que me despierten de golpe, los madrugones, las prisas, desenredarme el pelo, tirar la basura, usar reloj, la hipocresía, la intolerancia, la homofobia, el machismo, el fascismo, la ignorancia.
Tampoco sabes que me asustan las emociones, me da miedo el futuro y que mi mayor temor soy yo misma.
¿Y sabes por qué no sabes todo esto y mil cosas más?
Te lo diré sin conocerte yo tampoco: tenemos los mismos miedos, y huímos de ellos.
Quizá ya es tarde para nosotros, pero no lo es para mí.
Puede que dejara escapar varios trenes, pero ya no quiero tachar días del calendario esperando algo que cuando llega, me da miedo.
Dicen que cuando el amor llega de verdad, nos olvidamos de todo, incluso de nosotros mismos y nuestras manías mundanas.
Cuando sea de verdad, lo sabremos.
Cuidado.
No sabes que me gustan los pitillos negros y ajustados, el pintalabios rojo, los tangas de encaje, los push-up, fumar cuando estoy deprimida, llorar a oscuras si algo sale mal, salir a "correr" para despejarme, gritar para liberar la rabia, poner voces raras para divertirme, bailar para ser yo misma, los selfies en el espejo, hacer listas , planear cosas, las baladas en inglés.
No sabes que mi película favorita es Amèlie, mi obra de teatro Eloísa está debajo de un almendro, mi color el azul caribe, mi flor el lilium, mi canción The A Team, mi actor Johnny Depp, mi comida las croquetas de la abuela, mi día del año nochevieja.
No sabes que odio que me despierten de golpe, los madrugones, las prisas, desenredarme el pelo, tirar la basura, usar reloj, la hipocresía, la intolerancia, la homofobia, el machismo, el fascismo, la ignorancia.
Tampoco sabes que me asustan las emociones, me da miedo el futuro y que mi mayor temor soy yo misma.
¿Y sabes por qué no sabes todo esto y mil cosas más?
Te lo diré sin conocerte yo tampoco: tenemos los mismos miedos, y huímos de ellos.
Quizá ya es tarde para nosotros, pero no lo es para mí.
Puede que dejara escapar varios trenes, pero ya no quiero tachar días del calendario esperando algo que cuando llega, me da miedo.
Dicen que cuando el amor llega de verdad, nos olvidamos de todo, incluso de nosotros mismos y nuestras manías mundanas.
Cuando sea de verdad, lo sabremos.
Cuidado.
viernes, 9 de enero de 2015
"Sus momentos de subidón"
Hay canciones que no puedo escuchar porque me recuerdan momentos en los que lo pasé mal, y otras que no puedo escuchar porque me recuerdan momentos en los que fui feliz y de los que ya no queda nada.
Soy de las que piensa que hay una canción para cada momento, que los momentos de subidón tienen que tener canción. No sé, a mi me sale solo, estar feliz, viviendo un momento irrepetible y decir: joder, le pega esta canción. Y cuando lo paso mal igual. Dentro de mi depresión pienso: joder... le pega esta canción. A veces aparecen solas. No sé si habéis leído "The perks of being a wallflower"
o en su defecto, habéis visto la película. Bien, pues ahí se habla de los momentos en los que nos sentimos "infinitos" y sólo por eso ya me encantó. Cómo no se me había ocurrido antes, es estrepitosamente maravilloso. "En ese momento, fuimos infinitos". Os juro, que comprendo totalmente esa frase. Es como si en ese instante no importara nada más, toda la mierda no existe, tú estás ahí, y estás feliz, y le pones mentalmente una canción, o corres la suerte de que suene en la radio o en el altavoz, pero ese instante, es infinito. Y sientes que nada ni nadie podrá impedir que deje huella en tu universo, y la escalofriante sacudida de electricidad que recorre tu cuerpo, hace que incluso te emociones. Y sí, eres infinito.
Probablemente no me entiendas si no lo has sentido, sólo digo que por más que lo intente me va a resultar tarea imposible cazar palabras para que sepas de lo que hablo.
En definitiva, cada uno puede festejar como quiera sus momentos de subidón. Yo, a parte de añadirles mentalmente una canción, cierro los ojos con fuerza, como para comprobar que es real supongo. Lo hago inconscientemente , es una forma de gritarme en silencio y decir "¡JODER, TES, SIIIÍ "
Orgasmos de vida, en otras palabras.
Soy de las que piensa que hay una canción para cada momento, que los momentos de subidón tienen que tener canción. No sé, a mi me sale solo, estar feliz, viviendo un momento irrepetible y decir: joder, le pega esta canción. Y cuando lo paso mal igual. Dentro de mi depresión pienso: joder... le pega esta canción. A veces aparecen solas. No sé si habéis leído "The perks of being a wallflower"
o en su defecto, habéis visto la película. Bien, pues ahí se habla de los momentos en los que nos sentimos "infinitos" y sólo por eso ya me encantó. Cómo no se me había ocurrido antes, es estrepitosamente maravilloso. "En ese momento, fuimos infinitos". Os juro, que comprendo totalmente esa frase. Es como si en ese instante no importara nada más, toda la mierda no existe, tú estás ahí, y estás feliz, y le pones mentalmente una canción, o corres la suerte de que suene en la radio o en el altavoz, pero ese instante, es infinito. Y sientes que nada ni nadie podrá impedir que deje huella en tu universo, y la escalofriante sacudida de electricidad que recorre tu cuerpo, hace que incluso te emociones. Y sí, eres infinito.
Probablemente no me entiendas si no lo has sentido, sólo digo que por más que lo intente me va a resultar tarea imposible cazar palabras para que sepas de lo que hablo.
En definitiva, cada uno puede festejar como quiera sus momentos de subidón. Yo, a parte de añadirles mentalmente una canción, cierro los ojos con fuerza, como para comprobar que es real supongo. Lo hago inconscientemente , es una forma de gritarme en silencio y decir "¡JODER, TES, SIIIÍ "
Orgasmos de vida, en otras palabras.
jueves, 8 de enero de 2015
Bú.
Empezar de cero, dejar atrás toda esa nube de mentiras y lágrimas más amargas que saladas, dejar que te alejes como el humo, como al vaho, pero esta vez para siempre.
Ni las luces, ni el ruido de los coches, ni Madrid de fondo nos volverán a ver paseando de la mano.
Ni mi almohada volverá a sostener mi llanto las noches de frío, ni mi telefonillo sonará esperando a que baje mientras me esperas liándote un cigarro.
Ni volveré de madrugada con el rímel corrido y la boca seca.
He aprendido a valorarme lo suficiente para que no me atormente tu recuerdo, a no culparme por no tener cojones a llamarte, a que no le bajes el volumen a mi autoestima.
Empezar de cero, conmigo pero sin parte de mí.
Ni las luces, ni el ruido de los coches, ni Madrid de fondo nos volverán a ver paseando de la mano.
Ni mi almohada volverá a sostener mi llanto las noches de frío, ni mi telefonillo sonará esperando a que baje mientras me esperas liándote un cigarro.
Ni volveré de madrugada con el rímel corrido y la boca seca.
He aprendido a valorarme lo suficiente para que no me atormente tu recuerdo, a no culparme por no tener cojones a llamarte, a que no le bajes el volumen a mi autoestima.
Empezar de cero, conmigo pero sin parte de mí.
martes, 6 de enero de 2015
Dicen que lo que fácil llega fácil se va.
He estado un tiempo sin escribir en el blog, y la verdad, creo que no hay un motivo concreto, creo que simplemente necesitaba pensar, dedicarme tiempo a mí misma y aclararme la mente.
Lo irónico de todo esto, es que cuanto más tiempo pasas a solas, más vueltas da tu cabeza, y más confusa acabas estando. Este mes han pasado varias cosas, buenas y malas, ya no sé qué pensar.
Me he sentido rara tantas veces... ajena totalmente a mí misma a pesar de seguir siendo yo.
Primero cumplí los 18, y la verdad, no puedo decir que esperaba más, puesto que sabía que no iba a sentirme diferente, y que cuando mirara al espejo iba a seguir viendo lo mismo que cada mañana.
Sentí una gran decepción, pues hubo personas que consideraba importantes y no estuvieron a mi lado, ni una llamada, ni un mínimo gesto que demostrara que era tan sólo un poco importante para ellos. La verdad es que fue una persona en concreto, esa figura supuestamente irremplazable y maravillosa que en cierto modo a mí siempre me ha faltado, pero creo que ya le he dedicado muchas entradas que no se merecía, porque no se merece la importancia que por desgracia le doy.
Decepción tras decepción llegó la guinda del pastel, que sabía más amargo que dulce, y me hizo darme cuenta de que me merezco más. De que estoy harta de que me traten como a un objeto o de que digan delante de mis propios ojos " tú y yo no somos nada" . ¿Cómo que nada? ¿acaso somos extraños después de tanto tiempo? No quiero que me regales flores, pero... ten la decencia de no escupir frases con tal desprecio hacia mí, que te he perdonado tanto.
Así que, decepción, pero ¿sabéis? ME MEREZCO MÁS QUE ESO.
Este mes conocí a alguien de manera un tanto peculiar. No sé si puedo decir conocí, pero hablamos tanto de tantas cosas que me atrevería a decir que sí, le conocí.
Era alguien como yo, un poco perdido en las circunstancias, plagado de humor sarcástico y sin miedo de hacer el tonto. Digamos que encontré diferencias y similitudes que entre otras cosas, me entraron por los ojos y por los oídos y que me acabaron ganando. Juro que estaba... ilusionada . Sí.
Y hacía mucho que una persona no me ilusionaba, me he llevado tantas decepciones (y las que me quedan, lo sé) que esto lo cogí con ganas, y subí tan alto que aunque parezca imposible la caída dolió. Volví a odiarme a mí misma por ser tan tonta. Pero siempre me han dicho que no tenga miedo de soñar, mi corazón estaba hecho pedazos y poco a poco esos pedacitos se iban recomponiendo, así que, ¿por qué no? ¿Por qué tenía que desconfiar? Podía darme una oportunidad, podía jugar, podía soñar, porque la realidad ya es lo suficientemente dura. Y al final pasó. La realidad chocó de frente con mi sueño. No sé, creí haber encontrado alguien tan perdido como yo, pensé que no era la única, que quizá no fuese como en las películas pero que al fin y al cabo era. Que no necesitaba una historia perfecta sino alguien a quien ir descubriendo paso a paso con juegos, alguien con quien hablar.
El año pasado sufrí mucho. En serio... pasaron muchas cosas y en su mayoría malas. No empecé el año con buen pie, y no culpo a nadie, pero la persona que ocupaba mi mente y parte de mi corazón por aquel entonces me decepcionó. Esperaba más, eso es todo. Y por el contrario, este año no esperaba nada, y llegó. Un simple mensaje, alguien que llegó justo a tiempo y que me hizo pensar que este año iba a merecer la pena, que esa persona merecía la pena. No digo que no merezca la pena, pero tan pronto como llegó se fue. Y yo me quedé aquí. Como siempre.
Y ya no tengo ganas de decir "me merezco más" porque para mí, era más que suficiente. Era sobresaliente, matrícula de honor. "A pesar de".
Aún así, el año acaba de empezar y estoy segura de que estará lleno de sorpresas.
Lo irónico de todo esto, es que cuanto más tiempo pasas a solas, más vueltas da tu cabeza, y más confusa acabas estando. Este mes han pasado varias cosas, buenas y malas, ya no sé qué pensar.
Me he sentido rara tantas veces... ajena totalmente a mí misma a pesar de seguir siendo yo.
Primero cumplí los 18, y la verdad, no puedo decir que esperaba más, puesto que sabía que no iba a sentirme diferente, y que cuando mirara al espejo iba a seguir viendo lo mismo que cada mañana.
Sentí una gran decepción, pues hubo personas que consideraba importantes y no estuvieron a mi lado, ni una llamada, ni un mínimo gesto que demostrara que era tan sólo un poco importante para ellos. La verdad es que fue una persona en concreto, esa figura supuestamente irremplazable y maravillosa que en cierto modo a mí siempre me ha faltado, pero creo que ya le he dedicado muchas entradas que no se merecía, porque no se merece la importancia que por desgracia le doy.
Decepción tras decepción llegó la guinda del pastel, que sabía más amargo que dulce, y me hizo darme cuenta de que me merezco más. De que estoy harta de que me traten como a un objeto o de que digan delante de mis propios ojos " tú y yo no somos nada" . ¿Cómo que nada? ¿acaso somos extraños después de tanto tiempo? No quiero que me regales flores, pero... ten la decencia de no escupir frases con tal desprecio hacia mí, que te he perdonado tanto.
Así que, decepción, pero ¿sabéis? ME MEREZCO MÁS QUE ESO.
Este mes conocí a alguien de manera un tanto peculiar. No sé si puedo decir conocí, pero hablamos tanto de tantas cosas que me atrevería a decir que sí, le conocí.
Era alguien como yo, un poco perdido en las circunstancias, plagado de humor sarcástico y sin miedo de hacer el tonto. Digamos que encontré diferencias y similitudes que entre otras cosas, me entraron por los ojos y por los oídos y que me acabaron ganando. Juro que estaba... ilusionada . Sí.
Y hacía mucho que una persona no me ilusionaba, me he llevado tantas decepciones (y las que me quedan, lo sé) que esto lo cogí con ganas, y subí tan alto que aunque parezca imposible la caída dolió. Volví a odiarme a mí misma por ser tan tonta. Pero siempre me han dicho que no tenga miedo de soñar, mi corazón estaba hecho pedazos y poco a poco esos pedacitos se iban recomponiendo, así que, ¿por qué no? ¿Por qué tenía que desconfiar? Podía darme una oportunidad, podía jugar, podía soñar, porque la realidad ya es lo suficientemente dura. Y al final pasó. La realidad chocó de frente con mi sueño. No sé, creí haber encontrado alguien tan perdido como yo, pensé que no era la única, que quizá no fuese como en las películas pero que al fin y al cabo era. Que no necesitaba una historia perfecta sino alguien a quien ir descubriendo paso a paso con juegos, alguien con quien hablar.
El año pasado sufrí mucho. En serio... pasaron muchas cosas y en su mayoría malas. No empecé el año con buen pie, y no culpo a nadie, pero la persona que ocupaba mi mente y parte de mi corazón por aquel entonces me decepcionó. Esperaba más, eso es todo. Y por el contrario, este año no esperaba nada, y llegó. Un simple mensaje, alguien que llegó justo a tiempo y que me hizo pensar que este año iba a merecer la pena, que esa persona merecía la pena. No digo que no merezca la pena, pero tan pronto como llegó se fue. Y yo me quedé aquí. Como siempre.
Y ya no tengo ganas de decir "me merezco más" porque para mí, era más que suficiente. Era sobresaliente, matrícula de honor. "A pesar de".
Aún así, el año acaba de empezar y estoy segura de que estará lleno de sorpresas.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)