Me cansé de escribir para quien no sabe leerme.
Dejé atrás el pretérito imperfecto y empecé a vivir en gerundio.
Me cambié el color del pelo tres veces seguidas intentando encontrarme en el espejo, pero mis ojos son los mismos y esos nunca engañan.
Te vi feliz y egoístamente no pude alegrarme, porque no era conmigo.
Alcé el vuelo sí, pero a veces aún miro hacia atrás por si sigues mis pasos.
Y aún así fracaso tras fracaso.
Me quedan vasos vacíos, sexo vacío.
Y sigo escribiendo para quien no sabe leerme, manda cojones.
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