Quizá sea esa nube de humo negro que te envuelve precisamente lo que me atrae de ti.
Las ganas de descubrir los secretos detrás de tus párpados, desnudarte de miedos y vestirte con promesas.
Quizá sea esa atracción hacia lo prohibido lo que me hace perderme en tu melena. Nos atrae lo podrido, lo imperfecto, lo políticamente incorrecto. Y esque eres una señorita muy políticamente incorrecta, pero hasta el caos te queda bien. Me pierdo en tus defectos y me vuelvo una quinceañera con tu número apuntado en el brazo, como si fuese a salir huyendo en cualquier momento y necesitara aferrarme a la idea de llamarte desde una cabina perdida en una carretera de una ciudad del mundo. Pero ahora no me hago a la idea de vivir sin nuestro particular juego masoquista.
Luchar por alguien significa quedarse. Quedarse en su vida.
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