martes, 23 de febrero de 2016

La flor que emerge desde el fondo del estanque

Te preguntarás por qué te he regalado flores (yo también me lo preguntaría si fuese tú).
No es que te gusten especialmente las flores, de hecho sé que no les ves la utilidad, pero creo que nunca nadie te había regalado flores antes, y eso me entristeció. Nos hemos desviado tanto de los detalles obvios que, convertidos en tópico, están desapareciendo.
En realidad sólo puedes mirarlas. Las flores digo, puedes contemplar su belleza y ver cómo se van marchitando, pero me gusta la idea de que las cuides,  que las cambies el agua todos los días y sonrías al verlas porque te las he regalado yo. Me gusta pensar que cuando empiecen a secarse las meterás entre las páginas de tus libros favoritos y que pasarán años entre versos y exclamaciones.
Y un día volverás a sumergirte en esas páginas, verás mis flores y te acordarás de mi. Quién sabe si ese día estaré en tu vida. Quién sabe si lo estoy ahora...
Tuve un profesor en la universidad que al despedirse, nos dijo que quería que fuesemos "flores de loto", que emergen desde el fondo del estanque y salen a la superficie. "Eso quiero, que salgáis a la superficie y destaquéis entre la mierda"
Aún sigo esperando verte salir a la superficie.

lunes, 15 de febrero de 2016

Qué caos tan bonito.

Quizá sea esa nube de humo negro que te envuelve precisamente lo que me atrae de ti.
 Las ganas de descubrir los secretos detrás de tus párpados, desnudarte de miedos y vestirte con promesas.
Quizá sea esa atracción hacia lo prohibido lo que me hace perderme en tu melena. Nos atrae lo podrido, lo imperfecto, lo políticamente incorrecto. Y esque eres una señorita muy políticamente incorrecta, pero hasta el caos te queda bien. Me pierdo en tus defectos y me vuelvo una quinceañera con tu número apuntado en el brazo, como si fuese a salir huyendo en cualquier momento y necesitara aferrarme a la idea de llamarte desde una cabina perdida en una carretera de una ciudad del mundo. Pero ahora no me hago a la idea de vivir sin nuestro particular juego masoquista.
Luchar por alguien significa quedarse. Quedarse en su vida.