Quiero regalarte un pedacito de cielo, algo que te empuje a salir de la habitación, a despojarte de las sábanas y del manojo de miedos. Quiero que dejes de coleccionar amaneceres desde la ventana de un apartamento gris, que vivas en la playa con la arena entre los dedos y un suave y salado sabor en la piel. Quiero que te saltes las normas de lo políticamente correcto y me digas que el amor no existe aunque lo lleves dentro. Quiero, a tí, te quiero. Con el destello y la magia de alguien que lee a Cortázar mientras suena "La vie en rose", con el deseo de alguien que no lleva bragas y utiliza un perfume que hipnotiza a los figurantes de esta historia llamada vida (a ratos). Te encuentro en los semáforos en ámbar, un color que deja puertas entreabiertas, posibilidades remotas que no paro de imaginar cuando nuestros corazones laten distantes y acompasados.
Alguien: tú. Floreces como los lirios en primavera en mitad del frío invierno, joder, eres pura poesía que todavía no ha sido escrita.
Y ojalá sigas siendo un secreto