Quería creer que existía, que era posible la idea de sentir como siempre había querido sentir.
Estaba dispuesta a derribar las barreras, a tragarme el orgullo y aparcar mis miedos, y todo por una persona que me llevase a la bajada a toda hostia de una montaña rusa muy alta con solo tocarme.
Alguien que me hiciese capaz. Capaz de afrontar la vida. Capaz de todo.
No solía creer en esas cosas, hasta que ocurre: algo así como una reacción química. Y física. Y acabas olvidándote de las normas, de las reglas, de la consciencia. Quieres estar a la altura de las mariposas que crecen en tu estómago, y te deshaces de tus dudas, de tus inseguridades, y empieza a ser algo casi mágico. Y crees en la magia. Lo sientes, y es tan fuerte que te hace fuerte, ya no concives las palabras o las personas igual que antes. Esa maravillosa reacción te cambia.
Viajas a un universo paralelo creado de suposiciones, y algo en tí te dice que la caída será dolorosa cuanto más alto subas, y la parte izquierda del pecho no hace caso, te incita a seguir subiendo, te convence de que no tienes por qué caer. Todo lo que habías aprendido hasta entonces se esfuma. Te transformas: ingenua y diminuta. Estás desnuda. Tu alma está desnuda, y no hay arma más peligrosa, pues le estás regalando a la otra persona la oportunidad de destruirte y joder, no eres capaz de verlo.
No importa, hasta las heridas más profundas cicatrizan.
Es solo... que estoy cansada de ser un juguete de niños. Creo que nunca lo he sido, sin embargo, he dejado que me trataran como tal, y ahora me siento usada y rota.
¿Entendéis ahora mi deseo de volar? Pero de volar de verdad, sin una cuerda atada a mis sentimientos.
Ha crecido en mí un deseo de venganza. Y yo no puedo evitarlo, me lo debo a mí misma.
miércoles, 25 de marzo de 2015
sábado, 21 de marzo de 2015
Aquella zona VIP en mi pecho.
Cuando entregas una parte de ti a alguien en cierto modo no la recuperas jamás, y tienes que volver a reconstruirla. Así que cada vez que te involucras sentimentalmente en algo, pierdes una parte de tu alma, y al reconstruirla nunca vuelve a ser como antes. Has cambiado. Has aprendido, y puede que ya no vuelvas a entregarte a nadie con facilidad, puede que cada vez cueste más llegar a esa pequeña parte de tu alma, puede que pongas obstáculos y trampas, y el resto del mundo no entienda, y juzgue cuando tú sólo estás protegiendote por temor a volver a perderte, porque encontrarse no es fácil y cada vez cuesta más. Por eso todos dicen que se aprende con los daños, los errores y las experiencias. Tienen razón. Hasta que no te das la hostia no aprendes a dejar de dártela, tienes que toparte de frente con la realidad para lograr reconocer tus fallos, abrir los ojos, y estar alerta para posibles futuros tropezones. Por eso no vuelves a ser la misma.
A veces cambias, a veces sólo dejas atrás una persona y te conviertes en otra. Y como es primavera me ha venido a la cabeza todo ese proceso de metamorfosis emocional. Puede que sea cierto eso de que el calor revoluciona las hormonas, que "la primavera, la sangre altera", pero no podéis negarme que es una estación preciosa para enamorarse de verdad, ya sabéis, un amor de esos que no tienen fecha de caducidad, de los que te hacen perder la cabeza y darlo todo otorgandole al otro individuo el dulce privilegio de hacerte feliz o hacerte pedazos.
Tengo la esperanza de que en este mundo en el que vivimos aún queden románticos, porque en el fondo eso es lo que soy, sólo que me asusta admitirlo.
Nos hemos acostumbrado a la velocidad, a lo simple, a lo mediocre, porque es lo más fácil y lo menos doloroso, pero es cierto que lo fácil siempre deja con ganas de más, y desde luego no está de más jugarse todo a las cartas cuando tienes la corazonada (y nunca mejor dicho) de que vas ganar. Porque estar en la cima puede llegar a ser maravilloso. Qué cojones, es mucho más que maravilloso, pero no voy a perder mi tiempo intentando explicarlo en vano.
Hay miles de millones de personas en el mundo con las que nos cruzaremos, y cada una se llevará algo nuestro, tenemos la posibilidad de elegir el qué.
Supongo que hay que perder el miedo, aunque sea más fácil escribirlo que decirlo, más fácil decirlo que hacerlo. Pero el amor es un todo o nada, y el mundo no está echo para cobardes.
A veces cambias, a veces sólo dejas atrás una persona y te conviertes en otra. Y como es primavera me ha venido a la cabeza todo ese proceso de metamorfosis emocional. Puede que sea cierto eso de que el calor revoluciona las hormonas, que "la primavera, la sangre altera", pero no podéis negarme que es una estación preciosa para enamorarse de verdad, ya sabéis, un amor de esos que no tienen fecha de caducidad, de los que te hacen perder la cabeza y darlo todo otorgandole al otro individuo el dulce privilegio de hacerte feliz o hacerte pedazos.
Tengo la esperanza de que en este mundo en el que vivimos aún queden románticos, porque en el fondo eso es lo que soy, sólo que me asusta admitirlo.
Nos hemos acostumbrado a la velocidad, a lo simple, a lo mediocre, porque es lo más fácil y lo menos doloroso, pero es cierto que lo fácil siempre deja con ganas de más, y desde luego no está de más jugarse todo a las cartas cuando tienes la corazonada (y nunca mejor dicho) de que vas ganar. Porque estar en la cima puede llegar a ser maravilloso. Qué cojones, es mucho más que maravilloso, pero no voy a perder mi tiempo intentando explicarlo en vano.
Hay miles de millones de personas en el mundo con las que nos cruzaremos, y cada una se llevará algo nuestro, tenemos la posibilidad de elegir el qué.
Supongo que hay que perder el miedo, aunque sea más fácil escribirlo que decirlo, más fácil decirlo que hacerlo. Pero el amor es un todo o nada, y el mundo no está echo para cobardes.
miércoles, 4 de marzo de 2015
Queridos charinis:
No miento cuando digo que sois las personas más importantes de mi vida.
Para mí, sois mi familia. La familia es aquella que te acepta como eres con todas tus imperfecciones, aquella que te apoya y no te juzga sin antes intentar entenderte, la que te dice sin miedo lo que está bien y lo que está mal. La familia es un vínculo que se crea y por el cual no necesitas ver o hablar con una persona todos los días para saber que está contigo y que cuentas con su ayuda. La familia es sentirse arropado aunque te mueras de frío, buscar refugio cuanto te sientes perdido, reír y llorar, pero juntos. La familia también se elige, porque nadie es culpable de lo que su corazón siente, y el mío sigue latiendo y en gran parte es gracias a vosotros.
Todos los momentos que hemos compartido, son más que especiales, son infinitos, y quedarán para siempre grabados en mí, y es que no os hacéis a la idea de la parte tan importante que ocupáis en mi pecho.
Siempre me he sentido sola, y en cierto modo siempre lo he estado, y ahora, también me siento sola a veces, pero entonces recuerdo que formo parte de algo, y no necesito ninguna prueba que lo confirme, sólo cerrar los ojos y mirar dentro de mí.
"Los Charinis". Es real, existimos, y somos más que un grupo de amigos, nos complementamos los unos a los otros a pesar de lo diferentes que somos entre sí.
Sé que en el fondo nunca os cuento nada de esto, que no me gusta dar la chapa con mis problemas, ni preocuparos con mis rayadas mentales, pero también sé que si las contara me tenderíais vuestra mano y tendría seis hombros en los que llorar, y por eso quiero daros las gracias. Porque no todo el mundo tiene la suerte de tener una familia como la nuestra.
Cada uno tiene un objetivo y unos sueños en la vida, y seguimos unidos después de tantos baches, dicen que la unión hace la fuerza, y así es como procuro sentirme cuando me sale todo mal : fuerte.
Porque sé que no estoy sola, y tengo la sensación de que nunca lo estaré.
No sois mis amigos, sois mis compañeros de camino.
Gracias , porque soy quien soy por muchas razones, y vosotros sois una de ellas.
Quereros, se me queda corto.
Para mí, sois mi familia. La familia es aquella que te acepta como eres con todas tus imperfecciones, aquella que te apoya y no te juzga sin antes intentar entenderte, la que te dice sin miedo lo que está bien y lo que está mal. La familia es un vínculo que se crea y por el cual no necesitas ver o hablar con una persona todos los días para saber que está contigo y que cuentas con su ayuda. La familia es sentirse arropado aunque te mueras de frío, buscar refugio cuanto te sientes perdido, reír y llorar, pero juntos. La familia también se elige, porque nadie es culpable de lo que su corazón siente, y el mío sigue latiendo y en gran parte es gracias a vosotros.
Todos los momentos que hemos compartido, son más que especiales, son infinitos, y quedarán para siempre grabados en mí, y es que no os hacéis a la idea de la parte tan importante que ocupáis en mi pecho.
Siempre me he sentido sola, y en cierto modo siempre lo he estado, y ahora, también me siento sola a veces, pero entonces recuerdo que formo parte de algo, y no necesito ninguna prueba que lo confirme, sólo cerrar los ojos y mirar dentro de mí.
"Los Charinis". Es real, existimos, y somos más que un grupo de amigos, nos complementamos los unos a los otros a pesar de lo diferentes que somos entre sí.
Sé que en el fondo nunca os cuento nada de esto, que no me gusta dar la chapa con mis problemas, ni preocuparos con mis rayadas mentales, pero también sé que si las contara me tenderíais vuestra mano y tendría seis hombros en los que llorar, y por eso quiero daros las gracias. Porque no todo el mundo tiene la suerte de tener una familia como la nuestra.
Cada uno tiene un objetivo y unos sueños en la vida, y seguimos unidos después de tantos baches, dicen que la unión hace la fuerza, y así es como procuro sentirme cuando me sale todo mal : fuerte.
Porque sé que no estoy sola, y tengo la sensación de que nunca lo estaré.
No sois mis amigos, sois mis compañeros de camino.
Gracias , porque soy quien soy por muchas razones, y vosotros sois una de ellas.
Quereros, se me queda corto.
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