lunes, 13 de febrero de 2017

Repisa rutina replay

Un encuentro casual con dos cervezas de más es como una bomba a punto de estallar. Y estalló todo aquello que un día quedó bajo un manto de miedos:
+ Supe que eras tú desde aquel día en ...
- Hace tanto de eso, casi no me lo creo
+ Qué no te crees?
-Lo rápido que pasa el tiempo
+ Si fuese por mí, volvería a ese día
-Yo también.
Y nos fuimos, porque todo el mundo sabe que hay trenes que sólo pasan una vez. Porque hay errores que se pagan toda la vida.
La intensidad del recuerdo fue tal que tuve que beberme la botella entera y dormir abrazada a alguien tan roto como yo.
Y otra vez  esa sucesión de quehaceres sin sentido y ese afán por autodestruirme.
profanar camas ajenas, gemidos ahogados, lágrimas después del orgasmo
Bragas por el suelo
Zumo en la nevera
Cuartos sin ascensor
Portales dormidos
Móviles apagados
Andenes vacíos
Bocas secas
Corazones rotos.
Madrid se tiñe de gris cuando tú no estás. Y puedo estar helada de frío a 40° de temperatura. Todavía me cuesta recorrer rincones donde nos quitábamos la sed a mordiscos, y las camas me parecen menos camas. Y mira que he follado, pero no he vuelto a hacer el amor.
Los sábados finjo que me olvidó de ti y el domingo todo vuelve a empezar, como si fuese parte de una película que rebobinan cada semana. Pero no pierdo la fe en mí, en lo mucho que me quiero a veces, en los diez centímetros de mis tacones, en que un día una cama vuelva a ser una cama y pase por la Gran Vía y no me acuerde de ti.
En atreverme sin dos cervezas de más.