jueves, 13 de agosto de 2015

Miss chupito.

En este mundo habitan una serie de personas un tanto peculiares: personas que te pierden. Hay que tener cuidado con ellas, porque no todas te dan la opción de elegir el camino de vuelta.

Tú fuiste una de esas personas por las que creí, merecía la pena perderse, y poco a poco fuimos desnudándonos de cada piel hasta llegar a lo más hondo y lo más difícil de tocar: el corazón.
Te empeñaste en burlar mi confianza,  y yo te pensaba a gritos: te quiero, y lo pensaba, porque decirlo en voz alta era otorgarte un privilegio que no te merecías, acabar perdiéndome en un mar de ilusiones y naufragar hasta una playa y esperar un mensaje en una botella que nunca llega. 
Botellas hay, pero ni un sólo mensaje subliminal en ellas.
Así que me empeño en excusarte y me quedo esperando en esa playa viendo amanecer, pero completamente sola.
Tú gozas de otra compañía, me pides que te perdone y me lloras el alma, y a mí, que soy un ser sensible y desnudo, me sangran las heridas y salgo huyendo de aquello que creí, me hizo feliz.

Veo mi reflejo en esas aguas cristalinas y me dice : ¡QUIÉRETE!
Y no te quiero, porque me quiero a mí.